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miércoles, 10 de diciembre de 2008

Jóvenes en tiempos confusos

Los adolescentes españoles tienen valores individualistas, son consumistas e identifican la diversión con la noche y el alcohol
Las Provincias - 09.12.08 - MANU MEDIAVILLA | MADRID


Es como hacer 'a ojo' un puzzle al que le falta el modelo". Así resume el sociólogo Javier Elzo la "enorme dificultad y fragilidad de los adolescentes" para componer el puzzle de la vida en la España actual. Por un lado, "quieren ser escuchados" por sus padres desde el "respeto y la confianza". Por otro, piden "guías de comportamiento", e incluso que les marquen "límites". Pero muchos "callan" tales demandas y necesidades "porque los ven agobiados, desbordados, sin espacio ni resortes para atenderlos".

Elzo los conoce bien después de tres décadas largas de investigar los valores juveniles. Y en su último libro completa ese análisis exhaustivo con La voz de los adolescentes, fruto de una encuesta cualitativa a 272 estudiantes de 16-18 años de nueve localidades repartidas por toda la geografía española. No hay duda, viene a decir el experto: son hijas e hijos de la sociedad en la que viven, con su misma complejidad, con idénticos valores individualistas y consumistas y con el "sello" de sus agentes de socialización, que cada vez son menos la Iglesia y los partidos políticos, y más "la familia, el grupo de amigos y, con enorme fuerza, las nuevas tecnologías".

Los adolescentes apuestan por una "familia convivencial" donde "les atiendan y les guíen"; no les gusta en absoluto la indiferencia, ni siquiera disfrazada de tolerancia -prefieren un "no" razonado-; "valoran a sus padres", y hasta "saben que son injustos con ellos". No los quieren, en suma, "prepotentes ni impotentes". Y cuando la orientación y referencia buscadas no está en casa, tratan de encontrarlas en otro sitio, lo que hace ganar importancia a sus pares en la escuela, en la calle o en Internet, que se ha convertido en un "poderosísimo factor de socialización, con sus aspectos positivos y riesgos".

En estos tiempos de agobio paterno y materno, advierte Elzo, "queremos resolverlo todo en la escuela, con más horas de clase y más actividades, atando al banco escolar" a unos chavales que, sin embargo, están mucho más "atados a sus amigos, incluso más que antes con las cuadrillas". Lo cierto, insiste el sociólogo, es que con la actual organización social están "abocados a eso, o a Internet". Y "mejor que sea con los amigos", mejor "reivindicar la plaza del pueblo, pero como lugares intergeneracionales, no con la "separación total" de ahora.


Beber es una fiesta
Lo cual conduce al ocio, con efectos colaterales como "la diversión nocturna y ruidosa, que la sociedad adulta acepta", igual que asume la identificación de fiesta con bebida y de placer con felicidad. "Los jóvenes han hecho suya" tal filosofía, recalca el sociólogo, que recuerda cifras de consumo de alcohol preocupantes ("más del 90% de 17-18 años bebe con frecuencia, y el 20-40% lo hace desaforada, excesivamente") y aboga por "negociar la realidad legal y social" para que la ley tenga una "función pedagógica". Por ejemplo, subrayando la "prevención positiva: se es más feliz si se controla bebida". O remarcando la visión "ética sin moralina del bebedor pasivo", cuyo perjuicio no proviene de efluvios alcohólicos ajenos, pero a quien "fastidias el fin de semana si te tienen que llevar a casa borracho". Eso explica la aparición de botellones con poco o nada de alcohol, o de los que "excluyen a quienes no saben beber o se pasan con la bebida".

Más que de prohibir beber a los 18 años, apunta Elzo, se trataría de "aprender a beber en familia" para interiorizar el principio de "cuanto menos mejor, cuanto más tarde mejor". Y también de racionalizar los horarios para que "empiecen a divertirse antes y acaben antes. Pero no por decreto", remacha.

Cambiar hábitos sin dañar al negocio hostelero requiere años de seriedad administrativa para hacer cumplir las leyes y normativas.

Pero bastaría con no conceder ningún permiso de cierre más tardío que ahora y con adelantarlo 10 minutos cada año para "ganar" dos horas en doce años con total naturalidad.


Tres iconos juveniles: dinero, fiesta y preservativo

"Los tres iconos adolescentes son dinero, preservativo y fiesta", señala Javier Elzo. "Tienen demasiado dinero", añade, "dinero fácil que proviene básicamente de la familia, pero tiene poco que ver con su situación económica", porque sucede "incluso en familias pobres". Si ahora "lo sacan bajo las piedras, haciendo carantoñas" a padres y abuelos, convendría que "trabajaran en edad laboral, para que supieran que una cerveza equivale a 35 minutos de trabajo". Pero el problema es de fondo, alerta, porque también "en la sociedad adulta el dinero es el rey", como ha demostrado la actual crisis, que "es de codicia, de querer ganar dinero".

El ámbito sexual adolescente se dibuja precoz (15,3 años como edad de inicio), normalizado (el 30% de 15-17 años ha tenido alguna relación sexual completa, y la cifra llega al 75% a los 18-20) y aparentemente igualitario (las chicas de 15-19 tienen 7,9 relaciones con o sin penetración al mes, y los chicos 7).

Pero el "revival del machismo" que Elzo descubre en esos chavales y chavalas (son muchas las que copian comportamientos masculinos) también se deja ver en el capítulo del sexo, donde todavía domina el estereotipo patriarcal de que "el chico puede hacerlo con las que quiera", mientras la chica "debe ser casta, o casi". Aquí los jóvenes están "pidiendo a gritos alguien que les ayude. Y no van a ser las revistas", remacha, que en su versión adolescente femenina tienden a situar a las mujeres en posición subordinada y a sugerir "técnicas para conquistar al chico".

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