ENTREVISTA. Francesc Xavier Altarriba, doctor en sociología y autor del libro:
´¿Por qué beben?´
Sociología. El doctor Francesc Xavier Altarriba
acaba de publicar un libro para explicar las claves
de por qué beben los jóvenes.
El doctor Altarriba ha investigado las causas del consumo abusivo de alcohol de muchos jóvenes los fines de semana y ha descubierto que el 10% sale de marcha con el firme propósito de emborracharse
IGNACIO A. CASTILLO. MÁLAGA (Las Opinión de Málaga - 05-10-2008)
http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008100500_2_209261
El miércoles presentó en Madrid su último libro: ´¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol, claves para comprender a tus hijos´, editado por Ceac. El doctor en Sociología Francesc Xavier Altarriba ha dirigido esta interesante investigación, para la que han realizado más de 23.000 entrevistas a jóvenes de toda España, durante los dos últimos años. Altarriba no duda en responsabilizar a las familias de esta situación, por su condescendencia con los hijos. Pero también culpa a la escuela, que no sabe transmitir valores y establecer una estructura de límites, y a las administraciones, que no sólo no velan porque se cumpla la ley, sino que habilita recintos para el ´botellón´.
-No sé si será muy atrevido comenzar esta entrevista preguntándole, precisamente, por qué beben los jóvenes. ¿Su respuesta no será que me lea el libro para saberlo, verdad? ¿Puede ponernos en situación?
-El libro es el resultado de la investigación más importante que se ha realizado en Europa sobre este tema. Este análisis nos permite determinar tres posibles causas. La primera: los jóvenes beben para evadirse. En el fin de semana se condensa todo el espacio lúdico, se intenta vivir con mucha intensidad, tras una semana muy estresante. También beben para intentar adquirir unas habilidades que son más propias de un proceso de aprendizaje que se da con la propia vida, que permiten una cierta facilidad comunicativa, te hacen ser un poco centro de atención sin tener la sensación de vergüenza. El alcohol es un estimulante, pero al poco tiempo se convierte en depresor del sistema nervioso central y se produce el efecto contrario. Y en tercer lugar, beben para imitar a sus referentes, ídolos o compañeros a los que valoran. Hoy en día, el concepto de transgresión y de rebeldía cotiza mucho en los adolescentes.
-¿Cuál es el dato más escalofriante de todos los que aporta en su investigación?
-Que el 8% de los jóvenes se emborracha cada quince días. Se trata de una conducta claramente patológica. Pero existe hasta un 10% de los entrevistados que reconocen que salen de marcha con el firme propósito de emborracharse. Y esto nos debería preocupar y mucho, ya que al estar borrachos, pueden hacer otras cosas que entrañan un grave riesgo, como conducir o tomar decisiones con un peligro añadido. También resulta sintomático que beba el 61% de los adolescentes a partir de los 12 años, cuando la edad legal es de 18. Hemos asumido un modelo de conducta importado de los países nórdicos que consiste en este consumo abusivo de alcohol durante los fines de semana.
-¿Han detectado diferencias por zonas, relacionadas con el clima o la afluencia turística?
-El factor climático es importante e invita a beber. Las cantidades más elevadas de consumo de alcohol aparecen en los pueblos más pequeños. Es paradójico, ya que pensábamos encontrarlo en las grandes conurbaciones urbanas. En los pueblecitos más bucólicos e idílicos, se dan las tasas más altas en adolescentes. Lo entiendo por un problema de estímulos y falta de equipamientos. Los adolescentes que entran en internet, que están en contacto con las nuevas tecnologías, perciben un mundo de la ciudad idealizado y ellos están marginados de este mundo seductor. Una de las formas de estimularse es el alcohol
-¿No encuentran otras alternativas para divertirse?
-Más bien porque no saben crear otras con su imaginación.
-Por ejemplo, en Málaga, una ciudad turística y proclive a las influencias del exterior, con un buen clima durante buena parte del año, ¿es más preocupante el consumo de alcohol entre jóvenes?
-Málaga tiene una gran influencia turística, una gran industria del ocio y una gran tentación de ver la vida desde un punto de vista lúdico.
-¿Por qué esta situación se hace más evidente precisamente ahora? Siempre ha habido jóvenes, pero no bebían de forman tan compulsiva como ahora.
-Los chicos no nacen adolescentes. La adolescencia es una construcción social, lo que biológicamente se determina es la pubertad, que es el espacio temporal entre ser niño y ser hombre. Esto se ha adelantado por el avance de las ciencias médicas y la alimentación. Con doce o trece años ya se es un hombre. Pero esto no lleva parejo el mismo desarrollo psicológico, ya que, paradójicamente, se alarga la adolescencia. A veces tenemos niños emocionales en cuerpos de hombre y esto puede ser peligroso. La educación, la transmisión de información en la escuela no va pareja con la transmisión de valores y no se produce la interiorización de límites, sólo un control externo, relativo, de padres y profesores, que a veces se encuentran atados de pies y manos cuando tratan de imponer una disciplina.
-El 89% de los encuestados señalaba que el alcohol es algo cotidiano en sus casas. ¿Que los padres beban influye en la conducta de sus hijos?
-Yo relativizaría ese dato. Es cierto que casi el 90% de los jóvenes ve en sus casas alcohol, pero no es menos cierto que en la mayoría de los hogares, los padres nos se emborrachan. El hecho de ver consumir alcohol, si este consumo no va asociado a un escándalo, no tiene por qué causar ningún problema. Beber es algo muy cotidiano. Hasta en fiestas gubernamentales, las autoridades hacen brindis, se estrella un botella de cava contra el casco de un barco en su botadura... El problema es cuando se hace un mal uso del alcohol o se saca de su contexto. Y los jóvenes utilizan la bebida para fabricarse un estado de ánimo.
-¿Los padres que saben que sus hijos adolescentes beben, y lo hacen de forma abusiva los fines de semana, pueden aún corregir esta conducta?
-Siendo realistas, se les ha escapado un poco el tren. Los padres deben desarrollar acciones de prevención antes de que sus hijos sean adolescentes. Tienen que marcar límites, que sus hijos aprendan lo que significa la cultura del ´no´. Si lo hacen, se van a ahorrar muchos problemas. Decir "no" cuando nuestro hijo tiene 17 años, sin habérselo dicho antes, es estar condenado al fracaso.
-¿Algo se podrá hacer antes que ver cómo sus hijos terminan de arruinar su salud o se exponen continuamente a situaciones de riesgo por culpa del alcohol?
-Los padres podrían hacer tres cosas. Yo les recomendaría que empezaran diciendo a sus hijos que el alcohol es un problema, y que estos tomaran conciencia de ello. Procuraría un impacto, es decir, cuando ya tenemos un adolescente que abusa del alcohol, no hay que andarse con chiquitas. Un sermón no va a tener el más mínimo efecto, así que le presentaría a otro adolescente que va a en silla de ruedas porque ha tenido un accidente y que le explique por qué está así. O les enseñaría cómo ha quedado un coche tras sufrir un accidente. Y ofrecería estímulos, haría regalos, de forma simultánea a su esfuerzo por suprimir o reducir el consumo de alcohol. Y si nada de esto funciona, recurriría a un neuropsiquiatra u otro especialista para que nos echara una mano.
-Dice que esta situación es una herencia de los países del norte de Europa. ¿La cultura mediterránea no tiene nada que ver? ¿Y la vida tan estresante que llevamos?
-Es una pauta nórdica, en el mediterráneo, el consumo de alcohol es más moderado y no concentrado. Una pauta, también producto del estilo de vida, muy solitaria, horarios, con prisas, con un sinfín de actividades. Este tipo de estilo de vida en la cotidianeidad laboral, hace que se condense mucho el ocio en el fin de semana y esto es negativo. Uno se acuesta tarde y se levante temprano. Para dedicar tiempo al ocio los días laborales tendría que dormir menos.
-¿Qué diferencias existe entre el consumo de alcohol de antes y el de hoy?
-Antes se bebía más, más litros por habitante. Pero antes se bebía buen vino, cava en celebraciones y cerveza. Hoy día, hay un incremento de la graduación en el consumo habitual. El vino no atrae a los jóvenes, sino el cubata, los combinados... que son mucho más fuertes y de efecto más rápido. Esto también sale del consumo mediterráneo.
-¿Debemos temer, en el futuro, que se multipliquen las enfermedades relacionadas con el consumo indiscriminado de alcohol?
-Desde luego, claro que sí. El consumo de alcohol provoca una degradación hepática. Si se lleva a cabo un consumo de riesgo con cierta continuidad, esto nos va a afectar al hígado, deteriorar neuronas y otros componentes orgánicos. Bebiendo grandes cantidades los fines de semana, te puedes convertir en alcohólico crónico.
-¿Qué grado de responsabilidad tienen las distintas administraciones? ¿Podrían hacer más para que los adolescentes no consumieran alcohol?
-Las administraciones tienen una responsabilidad enorme. La principal, vuelvo a situarla en la educación. Los planes de estudio no sólo deben contemplan la transmisión de conocimientos a los alumnos. También deben existir valores. La inoculación de estos valores. Los maestros deberían tener en sus currículum tiempo y formación para transmitir estos valores. La parte emocional de la educación, que se llama. Matemáticas, Lengua, Geografía, Historia... son asignaturas imprescindibles, pero no exclusivas o únicas. El aprendizaje de estos valores nos va a permitir que un sujeto viva en sociedad y sea crítico con lo que recibe de esta sociedad, de los amigos... para que él pueda construir su propia biografía, con bases suficientes para contrastarla. Exigimos al adolescente que sea obediente con nuestros ´noes´, cuando no hemos creado en él una estructura de límites. Estigmatizamos al adolescente y decimos que es indolente, que es irresponsable, que no colabora... pero, quién ha construido este producto adolescente si viene de la infancia inocente. Pues lo ha construido la sociedad, la escuela y los padres. Hay que intervenir en épocas muy tempranas con un replanteamiento de la educación, porque si no, qué no hará este adolescente cuando sea adulto y tenga más recursos.
-¿Cómo valora que haya ayuntamientos que habiliten recintos para que los jóvenes puedan celebrar en ellos su ´botellón´?
-Lo valoro muy mal. Lo que no se ve no deja de suceder, ni los adolescentes se pueden meter en guetos. Lo que hay que hacer es crear más alternativas, centros cívicos, centros de creación de actividades, más monitores... Rentabilizar los institutos y los centros universitarios, que estén abiertos 24 horas al día. Es ilógico que las universidades estén cerradas los fines de semana y los universitarios estén tirados por ahí. Es una buena inversión, segura, porque luego nos vamos a gastar más en planes de prevención o rehabilitación.
-¿Y no sería más fácil cumplir la ley y velar porque no se vendiera alcohol a los menores de edad?
-Aplicar la ley sería importante, más que la prohibición pura y dura, aunque bien es cierto que los adolescente pueden adquirir el alcohol a través de amigos o hermanos mayores. La ley seca en Estados Unidos no produjo un beneficio muy importante, sino que favoreció la aparición de las mafias, el alcohol de mala calidad y el hecho de estar prohibido ya tenía un atractivo en sí. Ciertamente, la presión de la transgresión, de ser rebelde y en contra del sistema, cotiza a nivel juvenil.
¿Por qué beben los jóvenes?
Un libro analiza las razones del mayor consumo de alcohol entre los jóvenes | El 61% lo toma habitualmente y cada vez se inician más temprano | Su autor incide en la importante prevención: "Es muy fácil ganarse a un niño, pero muy difícil ganarse a un adolescente" | Datos sobre alcohol y jóvenes (word)
http://www.adn.es/ciudadanos/20080930/NWS-2083-beben-alcohol-jovenes-temprano-consumo.htmlPRESENTACIÓN
“¿Por qué beben? Adolescentes y alcohol: claves para comprender a tus hijos”, es el resultado de la recopilación e interpretación de los datos cualitativos y cuantitativos extraídos del Estudio Consolidado (EC) “Relación Jóvenes y Alcohol” realizado por el Observatorio de la Adolescencia en colaboración con
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