REPORTAJE
La fiesta a palos
La seguridad en las discotecas valencianas incorpora aficionados violentos que son contratados por horas y que no suelen pagar sus excesos
JOAN M. OLEAQUE - Valencia - 23/11/2008 - El País CV
Agustín Martínez, un joven que no resulta más agresivo que Gandhi, salió hace un tiempo de una discoteca de Gandia junto a un colega y se apoyó en un BMW que tenía los cristales tintados de negro. Del asiento del copiloto salió una chica y les dijo: "Os vais a enterar". Habló con los porteros del local, y uno de ellos se lanzó sobre Agustín. Empezó a puñetazos y le dio con un walkie-talkie en la cabeza hasta convertirle en un hematoma humano. ¿Hubo juicio? "No acudí". "El abogado me dijo que iba a ser un juicio de faltas".
Ya no sale por la noche. Así se evita más malos tragos. Como acudir a un club y darse cuenta de que los miembros de seguridad son neonazis. Como advertir que supuestos vigilantes se enzarzan en una pelea múltiple entre ellos mismos, cosa que sucedió este verano a 20 kilómetros de Valencia. O como morir a causa de una paliza de porteros con antecedentes penales, que es lo que le pasó en Madrid la semana pasada al hoy simbólico Álvaro Ussía, de 18 años. Este episodio delirante ha servido para que se ponga los ojos en la peor parte de la vigilancia de las discotecas. "Muchos clubes contratan uno o dos vigilantes de seguridad, y luego tienen gente de paisano con pinganillo en la oreja", explica C.P, portero de discoteca con larga experiencia. "Cuando hay pelea, el personal de paisano pega". "Luego tira el pinganillo y se hace pasar por cliente", confiesa. Ese personal extra no consta en ninguna parte, y cuando se celebra juicio, no se le encuentra.
En la Comunidad Valenciana cuando estos problemas del ocio estallan, hacen daño. En Castellón las grandes discotecas y clubes de alterne tienen seguridad ligada a los países del Este. La mayoría son especialistas en boxeo. Los chiringuitos de la playa, informa María Fabra, son sensibles a que se produzca algún tipo de agresión. Tanto en Castellón como en Burriana, las broncas son reconocidas. También se registran altercados en macro-discotecas: una chica de 21 años recuerda que uno de seguridad la sacó recientemente "por el cuello" de una. Y muchos problemas graves se dan en los aparcamientos.
En la provincia de Alicante, informa Rebeca Llorente, los locales que acumulan mayor número de denuncias contra porteros están en La Vega Baja. La Guardia Civil indica que Central Rock (Almoradí), Barlovento (en Formentera del Segura), K.K.O y Tirachinas (ambos en Torrevieja) son los locales más conflictivos en actuaciones irregulares de su plantilla de seguridad. Los agentes apuntan que Central Rock reúne casi tres denuncias mensuales de clientes, mientras que las dos de Torrevieja registran hasta dos denuncias semanales por supuestos delitos de lesiones (aunque no graves). En este último caso, continúan, la seguridad está integrada por rusos y kosovares con relación contractual "de palabra". Manuel Martínez, de la Asociación Unificada de Guardias Civiles en Alicante, indica que, en ese ambiente, la actuación contundente "da caché".
En Valencia la seguridad está en manos autóctonas y de empresas identificadas. Lydia Garrido informa que la mayoría de expedientes, denuncias y sanciones que se han presentado contra discotecas y locales de ocio en toda la Comunidad Valenciana responden a irregularidades de tipo administrativo presentadas por policías locales o inspección de la consejería de Gobernación. Le siguen los presentados por vecinos por ruido e incumplimiento en la hora de cierre. Gobernación impuso entre el 1 de enero y el 31 de agosto de este año 1.217 sanciones a locales de ocio. De ellas, 61 son muy graves y 1.156 graves. Alicante recibió 695 sanciones graves, Castellón 281 y Valencia 180. De las muy graves, Alicante padeció 28, Castellón 8 y Valencia 285. De las sanciones graves, 574 fueron por incumplimiento del horario de apertura y cierre; 134 por no tener seguro; y 114 por celebrar espectáculos sin licencia o autorización.
Además, 93 locales acabaron sancionados por usar instalaciones sin contar con autorización. Y hasta 57 establecimientos fueron multados por vender alcohol a menores. La inspección policial y administrativa ha desembocado en sanción por incumplimiento de medidas de seguridad y sanitarias en 68 ocasiones y 37 más fueron sancionados por dedicarse a una actividad que no era aquella por la que se les concedió licencia. Las sanciones van desde los 600 euros de multa por infracciones leves a los 600.000 por las muy graves.
El cierre de una discoteca no es automático, la ley prevé una sucesión de recursos que eterniza la ejecución. Y es más difícil cuando se trata de la comisión de delitos en esos establecimientos o en sus alrededores. En el caso de Valencia, si bien el número de incidentes decrece, se localiza en discotecas que están fuera de la capital.
Según la Federación de Hostelería de Valencia, el artículo 53 del Reglamento General de Policía de espectáculos públicos y actividades recreativas está vigente y establece que debe haber vigilancia reglada a partir de un aforo de 100 personas. "Muchos de los seguridad más jóvenes toman esteroides te vienen de gimnasios y buscan sobresueldo con esto o lo que sea", añade el seguridad C.P. Hace escasos días cayó en Cataluña una red de porteros que extorsionaba a morosos. "Es una humillación que se considere gorilas a los profesionales que intentan hacerlo bien", explica M.M, un treintañero que trabajó largo tiempo de portero en el barrio del Carmen. "Pero se necesitan cámaras que filmen todo lo que suceda", insiste, "para que se sepa cómo actúa cada cuál".
Medidas inaplazables
La ley impide la violencia incluso a los vigilantes reglados, que sólo pueden retener y avisar a la policía. Mucho más a los auxiliares o al personal de paisano, que sólo puede poner cuños o vigilar la salida. Sin embargo, los vigilantes, que cobran unos 900 euros de una determinada empresa de seguridad, salen más caros a las discotecas que aquellos de paisano que cobran por horas. Éstos ganan entre 320 y 800 euros al mes trabajando únicamente el fin de semana, algo que atrae mucho.
La Federación de Hostelería lleva tiempo en negociación con la administración valenciana para regular legalmente la seguridad y la figura de los porteros. Su portavoz, Vicente Pizcueta, indica que "demandamos un censo de este tipo de trabajadores, que pasen por formación y test psicotécnicos". Y que carezcan de antecedentes penales. Algo que ya se les exige a los vigilantes de seguridad uniformados. La semana pasada, según Pizcueta, se mantuvo la última de estas reuniones. Después del escándalo de Madrid, el Consell se ha apresurado a decir que implantará un test psicológico para la selección de porteros. Hoy día, virtualmente, no se exige nada a los que ejercen la seguridad de paisano, que no son más que servicio de admisión. Un letrado especialista en juicios que afectan a discotecas indica a su vez que el problema para el personal de seguridad llega cuando se pasa de falta a delito. "Entonces hablamos de cárcel", indica. "La rotura de dientes, por ejemplo, se considera amputación, y es delito". "Una cabeza abierta, también", añade. "Todo aquello que implica intervención quirúrgica lo es", insiste. "Pero un chaval puede acabar lleno de hematomas y conseguir sólo un juicio de faltas", revela.
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