GIJÓN
«Hay gente que se autoexilia para no soportar este ruido»
Los trabajadores del Campus advierten que la Semana Negra dificulta su labor y alaban el vallado de la Universidad
El Comercio - 26.07.11 - DAVID NORIEGA | GIJÓN.
José Fernández, conserje de Marina Civil, señala las atracciones de la Semana Negra, ubicadas junto al edificio donde trabaja. :: A. PIÑA
Diez efectivos y seis máquinas de Emulsa trabajan todos los días de 6 a 12 de la mañana
Las vallas que rodean los edificios del campus impiden el paso al recinto a usuarios y vehículos que se acercan, cada tarde, a la Semana Negra. También la Policía Municipal y una empresa de seguridad privada vigilan los accesos. Sin embargo, hay una cosa que no pueden evitar: el ruido. Los edificios más afectados por las ondas sonoras provenientes de la Semana Negra son el edificio de Marina Civil y el Departamental.
Horacio Montes Coto es profesor del Departamento de Ciencia y Tecnología Náutica y coordinador del 'Maritime Field Investigation Group', y trabaja de 10.30 a 14 y de 16.30 a 21 horas en el edificio de Marina Civil. A su despacho la música de las atracciones y los chiringuitos llega desde antes de las cinco de la tarde. Es a esa hora a la que empiezan las atracciones. Sin embargo, «antes comienzan con las pruebas de sonido del escenario». Debido a la música «chunda chunda» con la que es imposible trabajar, muchos profesores «se autoexilian», dice José Fernández, conserje del edificio.
Por otro lado, la Semana Negra no está suponiendo un problema para la limpieza del campus. Las zonas más afectadas por los residuos son la avenida Albert Einstein y la calle Justo del Castillo, que lindan con el recinto. Por ello, Emulsa cuenta con un operativo especial en el que participan, de 6 a 12 de la mañana, diez efectivos de recogida, un camión cuba, tres máquinas barredoras y dos baldeadoras. Así en los terrenos de la Universidad no se ve un papel ni una botella.
Son muchos los trabajadores de la Universidad que agradecen la polémica valla. Horacio Montes defiende que si no fuese por ella «los coche estarían aquí» y señala que «cuesta mucho mantener cuidados los jardines para que los destrocen en dos semanas». Además, Montes está seguro de que de no ser por el cierre la trifulca con apuñalamientos del fin de semana «habría cabado en el campus» y recordó que en las fiestas de Cabueñes «suele haber destrozos». Es partidario de la Semana Negra y, como muchos gijoneses, «fui a conferencias, tomé el bocata y monté en las atracciones». No obstante, «Universidad y jolgorio no pueden estar relacionados», dice Horacio Montes. El profesor, indignado con la situación, amenaza: «Si el ruido sigue subiendo, llamaré a la Policía».
«Es fea, pero eficaz»
Juan Díaz, profesor de Electrónica, trabaja en el edificio Departamental. Allí el ruido llega «dependiendo del viento y la zona». Sin embargo, en las aulas donde se imparten cursos y en los laboratorios las ondas sonoras molestan a la hora de trabajar. También defiende la valla y, ante las críticas por su coste, se pregunta «cuánto costó acondicionar la parcela para la Semana Negra», pues recuerda que «era un terreno de lodos». María José Vallina, conserje de este edificio, se alegra de la medida. «Puedo venir tranquila a trabajar» porque recuerda que en una de las fiestas de ingenieros realizadas en los jardines del campus -que ya están prohibidas- fue perseguida por un grupo de jóvenes.
A todos les molesta el ruido, pero Juan Díaz y María José Vallina prefieren tomárselo con ironía y defienden que la valla es «fea pero eficaz». Y apostillan que, para 2012, «le pintamos flores para que sea más bonita».
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