Un frío miércoles de diciembre de 2006, un grupo de vecinos del distrito Este, tras varias reuniones, y tras el hartazgo de bastantes años quejándose y reivindicando el derecho a poder descansar por las noches, sobre todo de los fines de semana, constituyen formalmente una asociación,
nace CASTELLO SENSE SOROLL.
Dos años han pasado, y nada es lo mismo. Atrás quedan aquellos tiempos en que un valiente Alberto Fabra, asustado o no por el caso Vilanova, decide dar instrucciones a su equipo para que se tome en serio esta situación. Facilita a los vecinos un listado de locales con su situación legal, mostrando una cruda realidad, ya que más del 50% de no trabajaban con licencia, o la misma no era la adecuada a la actividad.
Meses de actividad frenética, reuniones semanales con el concejal Soler, con técnicos y policías. Se trabajaba duro, y dicha actividad era transparente hacia los vecinos afectados, y hacia la ciudad en general. El alcalde declaraba públicamente “Tolerancia cero” contra los que incumpliendo la normativa, provocaban las molestias a los vecinos.
Previamente, primero en Junta de Gobierno, y después en Pleno, el Ayuntamiento aprueba un expediente administrativo para la declaración de la zona como acústicamente saturada, ZAS, y se realizan mediciones durante los meses de enero y febrero de 2007.
Mes de abril de 2007, se contrata la realización del Plan Acústico Municipal, considerando partidas especiales de 25.000 para cada una de las zonas ZAS.
En la preparación de las elecciones locales y autonómicas, estrenamos la sede de campaña del Partido Popular, al ser el primer colectivo recibido por el partido.
¿Qué pasó para que tras las elecciones todo cambiase de una forma tan drástica?
¿Era todo de cara a la galería?
La cara amable de Miquel Soler y la dinámica de trabajo (teoría de la “cistella”) se torna en insulto directo, desinformación, mentiras, y lo que es peor, en ocultación, no solo de documentos, si no de la realidad acústica de la ciudad.
Nada fue lo mismo a partir de ese 13 de diciembre de 2006, ni para el distrito Este ni para el resto de la ciudad.
Agradecemos a todos los vecinos que nos han apoyado, pero también a las asociaciones vecinales, a la prensa, y a tantas personas que han creído en nosotros, en la causa contra el ruido en la ciudad, que nos han dado ánimo, consejos, apoyo, información.
Gente que sin experiencia en el movimiento vecinal, en pocos meses fuimos capaces de montar una organización con tanta actividad, capaz de llegar al fondo de los problemas y plantar cara a un consistorio cuya organización y presupuesto era muy superior al de la modesta asociación, y que ha sido capaz de ponerlo en “jaque” y hacerlo cambiar de actitud.
En esas estamos y continuamos, y para seguir necesitamos el apoyo vecinal, de los ciudadanos, de de las asociaciones. Solo así podremos seguir luchando por una ciudad mejor, más sostenible, sense soroll.
Ah, no se nos ha olvidado,
seguimos sin ZAS en Lagasca,
ya que el señor Romero dice que no quiere medirla.
¡Seguimos en la brecha!
Saludos.
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