CASTELLÓN
GUERRA AL RUIDO
La polémica en torno a las tascas de la capital tras las denuncias por molestias vecinales reabre el eterno debate en la provincia entre la convivencia de ocio y descanso. Y es que son muchos los conflictos vividos en Castellón
Las Provincias - 29.01.12 - ALEJANDRO MARTÍ redaccion.castellon@lasprovincias.es
- En Burriana la falla Chicharro tuvo que cerrar su local tras las denuncias de un vecino de la zona
- Peñíscola, Benicàssim o el Grao de Castellón son zonas conflictivas al llegar los meses de verano
Aspecto que ofrecían las tascas el pasado viernes a pesar de la prohibición de beber alcohol en la vía pública . :: NACHO CANÓS
Las tascas de Castellón se han convertido en el último capítulo de los conflictos generados alrededor del ocio y el descanso. Esta misma semana, los gerentes de estos míticos locales, que llevan desde los años 60 en Castellón, han decidido contratar seguridad privada para controlar que nadie beba en la calle, para evitar sanciones.
Será temporal, pero es la opción que se ha dado en principio para tratar de solventar el conflicto abierto. Todo comenzó con las denuncias de los vecinos de la zona, cada vez más concienciados de que la legislación les da la razón. Las tascas son un punto de encuentro de ocio que cierra a las 00.00 de la noche como muy tarde, pero que los residentes en la zona ven como un problema a su descanso.
Y es que el tamaño de los propios locales obliga a que la gente beba en la calle. Tanto es así que desde la propia vía pública se puede pedir la consumición. No suele congregar a gente muy joven, pero los vecinos de la zona se quejan de los ruidos, aunque funcionan principalmente los jueves, viernes y sábados, cuando están a tope.
Con el nuevo decreto sobre la drogodependencia del Consell en la mano, su futuro peligraba. La norma es clara: salvo en fiestas como la Magdalena o las de barrio, está prohibido beber en la calle.
Tanto es así que el Ayuntamiento decidió crear una ordenanza de convivencia en la cual se permitía el consumo de alcohol en estas míticas calles. Sin embargo, los ciudadanos, agrupados dentro del colectivo Castelló Sense Soroll, optaron por denunciar los hechos. Es decir, recurrir la ordenanza al TSJ.
Y como el decreto del Consell es una norma superior a la ordenanza, a finales de 2011 el tribunal falló a favor de los vecinos. Pero el Ayuntamiento de Castellón, que siempre ha sido muy sensible con las reivindicaciones del colectivo, no considera que en el tema de las tascas lleven la razón.
Tal es así que, aunque nadie lo reconoce oficialmente, los pasos que da el Consistorio dibujan claramente su postura. El principal foco de conflictos se encuentra en las cercanías de la plaza Santa Clara, donde parece ser que viven pocos vecinos y, además, se considera que el hecho de que los locales cierren a las 00.00 de la noche y en fin de semana, resta fuerza a su petición. De esta manera, el Ayuntamiento ha decidido modificar la ordenanza -en concreto el artículo 26- para que técnicamente se pueda beber en estas calles y no se incumpla la Ley.
El viernes mismo, en el pleno, se dio por aprobada la modificación que, no obstante, ahora debe exponerse al público. Desde el Ayuntamiento se ha pedido a los técnicos que respondan a las alegaciones lo más rápido posible para así tener la aprobación definitiva de manera breve sobre la mesa.
Será a lo sumo de dos meses el periodo durante el cual no se podrá beber en las tascas -a lo que habrá que restar la semana de Magdalena- para luego tener la nueva ordenanza blindada, aunque se considera que igualmente podría ser recurrida de nuevo ante el TSJ.
Calle Lagasca
Si las tascas es un punto de conflicto, mucho más lo es la calle Lagasca, donde se concentran una decena de discotecas y salas de fiesta. Los vecinos llevan años pidiendo soluciones, pero por el momento no se han mitigado las molestias ocasionadas.
De hecho, los locales están insonorizados, pero los residentes en esta céntrica calle se quejan de otros problemas: el tráfico y el hecho de que los jóvenes puedan estar hasta las 7.00 de la mañana gritando «por no hablar de vómitos y peleas en la calle», como señalan desde Castelló Sense Soroll.
Al mismo tiempo, los locales que hasta ahora había en la playa del Grao -los chiringuitos- también eran uno de los puntos conflictivos para esta plataforma que, no obstante, con la Ley de Costas y su reducción, han desaparecido, al menos por el momento, ya que el nuevo Ministerio tiene la intención de ampliar los metros de terraza de estos locales veraniegos.
El turismo, zona ZAS
Si la capital tiene problemas, no pocos ha tenido Benicàssim. Tras años de quejas de los vecinos, las denuncias acabaron por obligar a la Generalitat a declarar Zona Acústicamente Saturada (ZAS) gran parte del centro urbano.
La localidad eminentemente turística y sede el mayor festival de música de la Comunitat (FIB) vio cómo la norma lastraba los beneficios del sector de la restauración, que tenía que cerrar los negocios nada más llegar la medianoche. Pero el nuevo equipo de gobierno ha activado medidas correctoras, tal y como explicaba la concejala de Urbanismo, Carolina San Miguel, que ha hecho que hoy por hoy la cuestión esté mucho más tranquila. Como ejemplo, la revisión del PGOU para evitar la concesión de nuevas licencias de locales.
También la policía mantiene un estricto control sobre los horarios y la legalidad de los locales. La evolución ha sido considerable, ya que los locales centrados en público adolescente han dejado paso a terrazas para adultos.
Lo mismo ocurrió en Peñíscola hace años, cuando se declaró zona ZAS el casco histórico y obligó a trasladar todos los locales de ocio a las afueras de la ciudad del Papa Luna. En Burriana, las denuncias también han tenido sus efectos.
Las quejas de un ciudadano sobre los chiringuitos de la playa hicieron que el Ayuntamiento se viera obligado a tomar medidas de cierre y de insonorización. El revuelo fue tal que el denunciante llegó a pedir seguridad por el miedo a ser atacado, al haberse anunciado una manifestación.
También las denuncias de un vecino obligaron a la policía a cerrar el casal fallero de la falla Chicharro de Burriana. Pese a que no era la semana de fiestas josefinas, los falleros acudían de forma regular al recinto para celebrar cenas y actos. Al carecer de licencia de actividad, y ante las denuncias, no quedó otra opción que el cierre.
Ahora, con las tascas en el epicentro de la polémica, se vuelve a poner encima de la mesa el futuro de algunos locales de ocio de Castellón. De momento y hasta al menos dentro de dos meses, en el centro de Castellón la 'ley seca' es la que manda ahora.
CASTELLÓN
Los ruidos de una fábrica condenaron al alcalde de Vila-real a dejar el cargo
Las Provincias - 29.01.12 - A. MARTÍ | CASTELLÓN.
La localidad de Vila-real vivió uno de los hechos más controvertidos con la condena por parte del Tribunal Supremo del entonces alcalde de la ciudad: Manuel Vilanova. Fue el 24 de noviembre de 2006 cuando el TS le sentenciaba a 18 meses de cárcel y a diez años de inhabilitación de cargo público por prevaricación.
El caso giraba en torno a las denuncias de un matrimonio por los ruidos continuados de una empresa que había enfrente de su casa (Rocersa).
Tras años de litigios, al final el Supremo optó por la condena a uno de los alcaldes más queridos de la provincia de Castellón por su cercanía a los vecinos. La sentencia era una de las más duras dicatadas hasta el momento por contaminación acústica contra un cargo público.
Además de manifestaciones a favor del alcalde, el PP denunció el caso al considerarlo injusto. Eso sí, el hecho obligó a Vilanova a renunciar a la alcaldía de la segunda ciudad más importante de la provincia. La sentencia creó jurisprudencia en toda España.
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