EL PROBLEMA DE LA CONVIVENCIA.
Los corrillos de fumadores lideran las denuncias por ruido
Las vías estrechas de cascos antiguos con bares centran el problema acústico.Los hosteleros dicen que ellos no pueden hacer gran cosa para evitarlo.
El Periódico de Extremadura - 02/08/2011 F. COSCULLUELA / E.WINKELS
Dos mujeres fuman ante un bar en Barcelona, el sábado. Foto:ELISENDA PONS
Calles estrechas con algún bar, normalmente en los cascos viejos de pueblos y ciudades. Calles que hasta hace siete meses eran relativamente tranquilas, con esporádicos episodios de ruido a la hora del cierre de los locales. Es ahí donde en las primeras semanas de este verano se ha notado más el aumento del ruido --y, como consecuencia, de las denuncias de los vecinos-- originado por clientes que salen a la calle a fumar, obligados a ello por la ley antitabaco que entró en vigor en enero de este año.
Según los datos recopilados entre varios ayuntamientos, las quejas por el ruido originado por gente en las puertas de locales (fumadores en su gran mayoría) han aumentado una media de un 20% respecto el año pasado, con una tendencia al alza desde el mes de junio. En la Asociación Catalana contra la Contaminación Acústica (ACCCA) reciben de media dos denuncias diarias por ruido de fumadores en Barcelona y su área de influencia.
Hasta este verano, las quejas por ruido de día las encabezaban las obras y, de noche, los aires acondicionados. Este año, lideran las quejas nocturnas los corrillos de fumadores, según la asociación.
Otros cálculos de varios ayuntamientos en España indican que entre el 20% y el 30% de la clientela de los bares suele salir por la noche a la calle para fumar y, normalmente, a hablar, que es lo que causa las molestias. Un barullo del que no se puede responsabilizar a los locales debido a los cambios que introdujo el tripartito en la ley de regulación de los espactáculos públicos y actividades recreativas en el 2009.
NO HABITUADOS Que el problema se produce sobre todo en esas callejuelas del casco antiguo no es casualidad. Primero, porque ahí se suele centrar la diversión nocturna y segundo porque son lugares donde los vecinos no estaban habituados al ruido que sí se produce desde hace años en plazas y calles más anchas, provocado por los clientes de terrazas, y donde el problema de contaminación acústica ya viene de lejos. Así, por ejemplo, el mapa estratégico de ruido de Barcelona muestra que en lugares sin coches como la plaza del Sol en Gràcia o la plaza George Orwell y la plaza Reial, en el Gòtic, el ruido de noche es mayor que de día, pasando de 55 decibelios a casi 70.
Los hosteleros admiten que ellos no pueden hacer gran cosa para evitar las molestias. Bastante tienen, dicen, con velar por que la ley antitabaco se cumpla dentro de su local y que sus clientes no salgan a la calle con bebidas, que está prohibido por ordenanza en la mayoría de municipios.
Y aunque pidan a los clientes respeto al descanso de los vecinos, no pueden estar siempre en la calle, vigilando, añaden.
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