Civismo. Los administradores de fincas apelan al diálogo para solucionar los conflictos
Íntimos, pero enemigos
El Colegio de Administradores de Fincas atendió en 2008 1.131 consultas relativas a dudas sobre propiedad inmobiliaria Ilustraciones extraídas de la "Guia per a la convivència en les comunitats de veïns i veïnes" elaborada por el Ajuntament de Palma y el Ministerio de Trabajo e Inmigración
Los ruidos, los animales domésticos y el mal uso de espacios comunes son los principales motivos de denuncia entre vecinos
Diario de Mallorca – 07-06-09 - I. MOURE. PALMA.
La proximidad física y el entendimiento no siempre van de la mano. A veces no hay nadie tan lejano y tan incomprensible como una persona que se tiene al lado con frecuencia. El mundo de las relaciones entre vecinos lo evidencia a la perfección. En ocasiones, conforma un particular universo dominado por rencillas personales que tienen su origen en cualquier desagravio, enconos sin justificación, actitudes incívicas y falta de empatía.
La siguiente historia es un ejemplo de esta realidad. A la Policía Local de Palma llegó un día una denuncia de un vecino por exceso de ruidos. El reclamante exigió una medición sonométrica y, sí, resultó que era evidente que se superaban los valores permitidos. Cuando se personaron los agentes en el piso en cuestión, llegó la sorpresa. Ante sus ojos, la causa del ruido: un respirador artificial para el padre del propietario. Le quedaban días de vida. Aunque no lo confirmaron, los policías sospechan que el denunciante ya lo sabía.
La historia la cuenta un portavoz oficial de la Policía Local de Palma, Ángel García, quien apunta que la mayoría de denuncias que reciben se refieren a asuntos de ruidos y problemas con el uso de espacios comunes y la tenencia de animales domésticos. Son los conflictos de siempre, pero que ahora han recobrado visibilidad pública a raíz de la presentación esta semana por parte de Cort de una ´Guía para la convivencia en las comunidades de vecinos y vecinas´. El objetivo, recordar las pautas de conducta para vivir en comunidad (respetar el descanso vecinal, no tender la ropa muy mojada, mantener los espacios comunes en buen estado...).
En el Colegio Oficial de Administradores de Fincas de Balears, que gestiona el 80 por ciento de las comunidades vecinales y que el año pasado atendió 1.131 consultas referentes a normativa de propiedad inmobiliaria, valoran la iniciativa de Cort, aunque lamentan que no se les haya consultado en su elaboración. "Todo lo que sea informar está bien", afirma el presidente el Colegio, Pedro J. Mayol. Él señala que el trabajo del administrador de fincas "consiste muchas veces en poner paz, en hacer de mediador".
"Siempre con mucha psicología. Es verdad que ahora la gente está por lo general, quizá por la situación económica, más nerviosa. Y en ocasiones se quejan por cosas sin importancia", expone. Su receta básica para solventar los desencuentros entre compañeros de rellano: "el diálogo". Un diálogo que a veces la ira imposibilita dando paso a episodios como los relatados por un policía local en activo (prefiere el anonimato) que recuerda el día en que tuvo que intervenir en una pelea entre dos vecinos. Zarandeándose, empujándose y grabándose con el móvil para denunciarse mutuamente, uno de ellos le recriminaba al otro sus "aires de grandeza" desde que asumió la presidencia de la comunidad.
La ira también se desbordó, en el más literal de los sentidos, en un edificio del centro de Palma. El agente antes mencionado recuerda la escena vívidamente. Un inquilino, enfadado con su arrendador y obligado a dejar el piso, trama su particular venganza, que no es otra que dejar todos los grifos abiertos. Pasan las horas, pasan los días y lo inevitable llega. "Aquello eran como las cataratas del Niágara. Todos los vecinos tuvieron filtraciones", rememora el policía.
El problema de los ´pisos patera´
En los últimos años, ha surgido un nuevo fenómeno que lleva aparejados no pocos problemas. Los ´pisos patera´. Apartamentos arrendados y subarrendados, en que conviven numerosas personas, generalmente inmigrantes con pocos recursos. "Son como pensiones clandestinas", afirma Ginés Quiñonero, representante vecinal en Son Gotleu. "Nosotros, en los últimos meses, hemos presentado unas 100 denuncias. Son Gotleu se está hundiendo y nadie hace nada. La gente que vive en estos pisos tiene un comportamiento asocial. Ése es el tema. Entran y salen continuamente. Se equivocan de puerta y tocan el timbre que no es el de su casa. Dejan trastos por el edificio. Hacen ruido. Ponen antenas de televisión sin permiso. Manipulan instalaciones eléctricas... Y, cuando viene la Policía Nacional, ellos se cambian de sitio", relata Quiñonero. Para saber cómo es uno de estos ´pisos patera´, valga el siguiente testimonio, ofrecido por una persona que ha estado en uno de ellos. "Vivían unas 10 ó 12 personas. Las habitaciones eran de unos 10 metros cuadrados con cuatro personas en cada una. Vivían amontonados en literas. Incluso habían dividido el salón con una cuerda para repartir mejor el espacio. Una de las dos partes se hacía servir de comedor y la otra se aprovechaba para colocar camas", cuenta.
Con todo lo relatado anteriormente, cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿es una utopía tener una convivencia armoniosa entre los vecinos? Rosa Bueno, de la barriada de Ciutat Antiga y miembro de la junta directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, sostiene que sí que es posible una buena convivencia y dice: "Es verdad que a veces se llegan a los insultos, a las amenazas y a las peleas. Pero esto pasa pocas veces. Es más normal que haya problemas de baja intensidad. Los vecinos los suelen soportar, porque tienen mucho aguante. Nadie busca enfrentamientos gratuitos. Yo creo que la armonía entre vecinos puede existir. Para eso hace falta respeto y buena voluntad personal". El presidente del Colegio de Administradores de Fincas lo refrenda y explica que hay comunidades "muy bien avenidas".
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