Dos mil jóvenes adelantan la fiesta de Todos los Santos con disfraces de Halloween regados con mucho alcohol y música
Las Provincias - 30.10.10 - LOLA SORIANO | VALENCIA.
Algunos asistentes al botellón del campus de Tarongers. /J. Monzó
El botellón de Tarongers también se disfraza de Halloween. Más de 2.000 jóvenes, la mayoría de ellos provistos con el 'quit' completo de bolsa de plástico, alcohol, refrescos, vasos y hielos tomaron las inmediaciones del barrio de San José y el campus de Tarongers para celebrar su particular fiesta de los muertos vivientes. Muchos de los asistentes, como cada jueves, primero acudieron a bares de la zona, donde por no más de diez euros pueden tomar un tentempié y barra de libre de alcohol. Y, una vez, cogido el tono, «van a comprar hielo y luego ya van cantando, algunos a grito pelado, hasta llegar a una explanada del recinto universitario donde los cubatas y los altavoces de música de los coches son los protagonistas. Y la policía, hace acto de presencia, pero no se corta el problema, ni se ponen multas por beber en la vía pública y superar los niveles de ruido», según un vecino 'víctima' del botellón de jueves a sábado.
Entre los 2.000 asistentes al botellón se pudo ver diablos, zombis, vampiresas, calabazas, brujas, personajes poseídos por el demonio y exorcistas. Algunos incluso llegaron montados en las bicis de Valenbisi con las botellas metidas en las cestas. Y, como los puntos para aparcar en Ramón Llull estaban completos, tenían que seguir hasta el siguiente punto de intercambio para dejar la bici.
Todo valía para que el botellón de esta semana fuera diferente. «Somos estudiantes del campus de Burjassot y vivimos allí en pisos, pero hemos bajado a Valencia para venir al botellón. Que conste que no venimos todas las semanas. Somos buenas estudiantes, pero cuando es la apertura de curso, hay puentes festivos o Navidades, sí nos gusta venir», indicaron unas jóvenes disfrazadas de brujas y monjas.
El macrobotellón, además de 'costumizado' con disfraces de Halloween, resultó cosmopolita. A los estudiantes valencianos se sumaron jóvenes de Burgos, Mallorca, Bilbao y alumnos franceses y alemanes becados en Valencia. «Ponemos un bote de seis euros cada uno de los amigos y compramos refrescos y el licor. Lo que queremos es que nos pongan contenedores para no tirar las botellas y los plásticos en el suelo», reclamó un joven. A la pregunta de si no eran conscientes de que causan molestias a los vecinos. Algunos decían, «en algún punto tenemos que reunirnos. En esta explanada es donde menos molestamos. No vamos a ir al paseo marítimo, que hace más frío».
Los vecinos semana tras semana critican que no hay nadie, «ninguna institución o estamento oficial con interés de resolver el tema. No podemos dormir. Primero, porque hay bares que ofrecen cenas escasas de comida y con barra libre de alcohol y algunos siguen abiertos a las dos de la madrugada. Imagine el tener el ruido y a los jóvenes cantando debajo de casa. Y segundo, porque se van al campus y les permiten beber. Tenemos ruido, música y orín», concluye enfadado un vecino del barrio San José.
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