CANTABRIA
Santander desafía al botellón
El Diario Montañés - 14.12.10 - NIEVES BOLADO | SANTANDER.
- El alcalde rechaza de forma tajante la posibilidad de habilitar espacios reservados para beber en la calle
- De la Serna pide la colaboración de los vecinos y garantiza la inmediata respuesta de la Policía
Las denuncias vecinales son fundamentales para erradicar la bebida de alcohol en la calle. :: DM
Santander ha declarado la guerra al botellón. Es un desafío en toda regla. Lo dijo ayer el alcalde de la ciudad, Íñigo de la Serna: «No se van a permitir lugares para beber en la calle y mucho menos zonas reservadas para el botellón». Y lo subrayan los últimos datos: 623 denuncias ha impuesto la Policía Local por beber alcohol en la calle desde que en noviembre entrara en servicio el grupo especial para el control del botellón.
El objetivo es erradicarlo de las calles de la ciudad. Y para ello, el Ayuntamiento ha implantado una serie de medidas tendentes a lograr este objetivo. La primera, solicitar la colaboración ciudadana para localizar estas reuniones convocadas exclusivamente para beber y avisar a las autoridades. La segunda, el compromiso de una respuesta inmediata por parte de la Policía Local, para lo cual las autoridades locales han creado un grupo especial para perseguir el botellón, que no ha cesado de trabajar desde su creación. La tercera, buscar alternativas a las 'quedadas' que organizan los jóvenes para beber. La cuarta, imponer sanciones económicas para los mayores de edad y buscar la implicación de los padres, además de la multa, para los menores. La quinta, una vigilancia específica en las zonas más conflictivas. Y la sexta, una política clara y definida: el rechazo de plano de la posibilidad de acotar zonas donde pueda realizarse el botellón. De la Serna no quiere ni oír hablar de ellas. «Buscamos hacer cumplir la ley, la ordenanza municipal, y proteger los derechos de los ciudadanos a su descanso. Queremos que se pueda disfrutar libremente del ocio pero con las limitaciones que impone el respeto a los demás».
El Ayuntamiento de Santander aprobó en abril de 2008 la Ordenanza sobre la Convivencia Ciudadana y Prevención de Actividades Antisociales. En ella queda recogida la prohibición de consumir bebidas alcohólicas en la vía pública, salvo «fiestas o en terrazas y veladores autorizados». En dicha Ordenanza quedan, igualmente, englobadas las sanciones por posibles infracciones.
Basta con una llamada
Tan sólo una llamada a la Policía Local (092) hará que el grupo especial para el control del botellón y la actividad fuera de horario y el excesivo ruido de los bares, se ponga en marcha, se persone en el lugar indicado y levante los correspondientes partes. Desde noviembre, cuando se comenzó con esta experiencia, llevan acumuladas 623 denuncias. La media de partes por beber en la calle no baja de 50 cada fin de semana. «Siempre ha existido la intención de terminar con el botellón», dijo ayer a este periódico el concejal de Policías, Eduardo Arasti, pero desde el mes pasado disponen de un nuevo operativo, formado por 15 agentes, que se dedica todos los días del año, pero especialmente los fines de semana y vísperas de fiestas, a dar respuesta a las centenares de llamadas telefónicas de santanderinos que no pueden descansar por los ruidos de los bares y la algarabía del botellón. «Lo único que hacemos con esta medida», dijo ayer el alcalde, «es erradicar un hecho prohibido. No tiene el Ayuntamiento un afán recaudatorio con estas medidas».
Zonas habituales
Cualquier sitio al abrigo de las miradas de la policía es bueno para esta práctica pero hay lugares ya convertidos en cotidianos para las citas, como la plaza anexa al Conservatorio de Música en General Dávila, el grupo José María de Pereda, la calle Tetuán, la plaza de México, el aparcamiento del Palacio de Festivales, los bajos del Rhin, el aparcamiento de la playa del Camello, la plaza de Italia o las pistas deportivas cercanas a colegios, por nombrar algunos. Esta 'ruta del botellón' es sobradamente conocida.
Cuando los agentes localizan un grupo, casi siempre por denuncias vecinales, acuden al lugar del botellón, toman la identidad de cada persona, normalmente jóvenes, y si son mayores de edad les impone una multa de 60 euros. A los menores, la sanción es de 30 euros, además de una notificación personal a los padres o tutores, tanto para que sepan que han de hacer frente a la sanción como para que conozcan esta actividad no legal de sus hijos.
Denuncias ciudadanas
Desde que en noviembre se inició esta 'cruzada' contra el botellón se han recibido más de 600 denuncias telefónicas de ciudadanos. Se han formalizado 65 denuncias por consumo o tenencia de drogas y 26 por alcoholemia; se ha denunciado a 21 establecimientos de hostelería por cerrar después de las tres de la madrugada, nueve por tener las puertas abiertas ocasionando molestias a los vecinos, y otras nueve denuncias por ruidos en general.
Este equipo centra su vigilancia, de lunes a jueves, de cuatro de la tarde a doce de la noche, y los viernes y sábados, de siete y media de la tarde a la ocho de la mañana del domingo, en dos turnos.
Cuando posiblemente se haga 'la vista gorda' será el miércoles 22 de diciembre, cuando se celebre la tradicional 'champanada' en la Universidad, y cuando varios miles de estudiantes se reúnan en el parque La Teja, frente al campus, para festejar el inicio de las vacaciones de Navidad. Lo que sí se reforzarán serán los operativos de Policía Nacional o Local que vigilan para que 'la quedada' se desarrolle con normalidad. «Es una circunstancia y una costumbre difícilmente corregible», reconoció el alcalde, que buscará la colaboración de la Universidad.
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