Crisis, botellón y ocio nocturno.

Consecuencias de la crisis en BCN

La picaresca y el botellón asfixian el ocio nocturno

Proliferan los guateques caseros y las trampas para no consumir en los locales

El periódico – 15/12/2010 - PATRICIA CASTÁN - BARCELONA

Escena nocturna en tiempos de crisis: una clienta treintañera pide un vaso solo con hielo en una discoteca céntrica de Barcelona. El camarero se queda sorprendido pero piensa que tal vez alguien quiere compartir una copa... Pero no. El asunto aún es peor. La clienta se pierde en el lavabo y al rato reaparece con la copa llena de un líquido que parece whisky. ¿Es que en el servicio hay un surtidor? El misterio se resolvería buscando en algún bolso, donde cada vez entran más latas, botellitas mini y botellas grandes de alcohol para pasar una noche de fiesta dentro de un local sin gastar un solo euro. La picaresca, sumada al repunte del botellón este año, ha llevado a una situación preocupante a muchos locales de ocio nocturno. Un estudio de la patronal Fecalon estima que el consumo medio es de 1,1 copa por persona, mientras que este año la afluencia ha caído un 20% y los locales han perdido un 10% de facturación en el 2010.

Botellón en la plaza de George Orwell, el pasado mes de octubre. Elisenda Pons

Como sucede en otros sectores, el tijeretazo no es uniforme, sino que diferencia a zonas y modas. Así, explican en la otra gran patronal, Fecasarm, «los locales muy consolidados lo sufren menos» (como en el caso de ejes de moda como Marina Village, junto al Arts, o puntos concretos del Eixample), pero los espacios con menos trayectoria o que no pertenecen a grandes grupos empresariales sufren momentos delicados, desde la zona alta hasta el propio Eixample.

Tal y como informó este diario la semana pasada, la expansión del botellón hasta el Eixample ha perjudicado a los muchos establecimientos de la zona, que ven como el público joven entra tras haber bebido y no consume nada, o bien lo mínimo. En la Fecalon se quejan de que cada vez más gente, sobre todo en la franja veinteañera y también treintañera, accede a locales provista de latas o botellas. A este fenómeno se suma la oferta de lateros previa en las zonas de ocio y el botellón avivado por los colmados abiertos de noche. «La gente ya consume mucho en la calle, cuando entre en vigor la ley del tabaco todavía se complicará más la situación», indican en la Fecalon, donde destacan que más allá del desplome de la facturación, los problemas de convivencia y suciedad son innatos a estas prácticas.

GUATEQUES / Otro fenómeno en auge, explican diversos empresarios, es el de los guateques nocturnos en casas particulares. «El público llega a los bares y discotecas con claros signos de haber bebido mucho antes», explican. Las cenas que se alargan hasta la hora de ir a bailar (ahorrando ya el primer bar de copas) son cada vez más comunes. Una vez en su destino final, el gasto es mínimo.

Un empresario de la zona alta distingue entre el público de tipo medio, que es el que más acusa la crisis y gasta 10 euros en copas por noche, y el de una franja más alta, que tiene establecido un consumo de unos 17 euros por sesión. No obstante, abundan los locales donde los clientes llegan a no realizar ningún consumo o a proveerse por su cuenta. «Estamos hartos de encontrar gente que trata de colar latas, petacas y de todo», cuenta un portero de Ciutat Vella.

¿Se puede combatir? Los porteros están autorizados a evitar el acceso con botellas y demás, siempre y cuando sean visibles o se palpen o el cliente las muestre si se le reclama. Pero no pueden registrar sistemáticamente sus pertenencias.

El presidente de la Fecasarm, Enric Gomà, recuerda que si no se consume dentro de las salas, la entrada se convierte en el único recurso de subsistencia de estas. Y cada vez es más común, por la crisis y la competencia, que muchos locales ofrezcan entrada gratis por listas, con lo que el futuro de muchos espacios queda comprometido económicamente, y con ellos la calidad de la noche barcelonesa. En la Fecalon destacan la bajada de precios en taquilla y en consumiciones, que de momento, ha dado pocos frutos.