Valencia
La playa de la Malvarrosa y pacientes del hospital, víctimas del botellón
La acumulación de basura llega a dificultar el tráfico, y el ruido de los fines de semana impide el descanso de los enfermos
Las Provincias - 18.07.11 - ÁLVARO OYANGUREN | VALENCIA.
Los barrenderos se quejan de los recortes de personal que afectan a la limpieza de la zona
Los trabajadores del hospital llaman a diario a la Policía para que controle el botellón
Botellas de alcohol en La Malvarrosa. :: A.O.
Domingo por la mañana en la Malvarrosa. Mientras el sol se alza tranquilamente en el cielo, se empieza a cubrir de luz un paisaje desolador, producto resultante de un largo fin de semana.
Desde la plaza de la Paloma, hasta la zona de las universidades, podemos encontrar de todo, desde botellas de vidrio, bolsas, vasos, latas, charcos... Hasta productos de higiene. «Se 'jiñan', se cambian de compresa... Se hace de todo aquí», cuenta indignado un barrendero.
Y es que cada fin de semana muchos jóvenes se reúnen para celebrar el botellón, algo que ya viene siendo un 'ritual'. Lo que comienza siendo una forma más de divertirse deja el alba con una cantidad de desperdicios de tal envergadura que hasta dificulta el tránsito. «A veces el autobús tiene que pasar despacio porque hay muchas botellas de vidrio en el suelo», cuenta otro trabajador de la limpieza de la ciudad de Valencia.
Ante la pregunta de cómo puede surgir toda esa basura resultante de una noche de fiesta, el personal de recogida de residuos responde que hay «mucha gente de vacaciones en la ciudad, y se tendría que contratar a más gente», y un trabajador añade que «casi todas las personas tenemos que hacer dos vueltas, porque falta gente y hay recortes muy grandes. Si yo antes tenía que dar esta vuelta, ahora tengo que alternar con calles que antes hacía otra persona».
Afortunadamente el servicio de limpieza, aunque a duras penas, puede solucionar el problema a tiempo para que los primeros bañistas puedan disfrutar de un día de sol sin contemplar el 'espectáculo' anterior. Sin embargo, hay otros que no tienen tanta suerte. El Hospital de la Malvarrosa lleva varios años protestando y llamando a la policía. «A partir de la una de la madrugada, llegan coches con las ventanillas abiertas» y la radio a un volumen que hacen «retumbar los cristales del hospital» se lamenta el personal sanitario. Otra compañera del servicio de ingreso nocturno añade que «los enfermos de próstata, los pacientes especialmente mayores y los que tienen su habitación cara a la playa no descansan». Cuenta con pesar que «los enfermos en fase terminal tienen que soportar esta situación sus últimos días. Es injusto», sostiene.
Los trabajadores del hospital afirman que cuando en 2006 «salió un artículo en LAS PROVINCIAS sobre el tema, el concejal de Urbanismo dijo que no había protestas de los vecinos, pero llevamos años protestando». Ellos no entienden «por qué dejan hacer botellón delante de un hospital, si es ilegal beber en la calle. Pero ni siquiera les multan», comentan indignados.
Ante este panorama, el personal del hospital afirma que llaman «todas las noches a la policía, pero cuando viene los jóvenes se van, pero luego vuelven, ya que es el único tramo de luz del paseo». Cuando el personal de seguridad les dice que se vayan reciben amenazas «o les dicen que salgan a hacer botellón con ellos, se acercan a la valla...», comenta la enfermera.
En el hospital afirman que una posible solución sería «poner una valla o una placa de vado a ambos lados del hospital», algo que les parece «barato y rápido de realizar».
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