El ruido que no despierta pero acorta la vida
Estivill, que recibe hoy en Madrid el reconocimiento a su labor por parte de la Asociación de Juristas contra el Ruido, explica que con la contaminación acústica "el cuerpo puede entrar en sueño pero sin pasar del sueño superficial" y afirma que "lo peor es el ruido intermitente, como un coche al pasar".
Esto significa que quien sufre estos ruidos puede no ser consciente de despertarse, pero "es la causa más frecuente de falta de descanso en las grandes ciudades".
Estos "microdespertares", producidos en su mayoría por "estímulos acústicos que provocan en el cerebro el fenómeno denominado arousal, que significa alertamiento", llevan a la persona de una fase profunda del sueño a otra más superficial en la que no se descansa, afirma el doctor Eduard Estivill en un cuestionario remitido por correo electrónico.
Tras señalar que hay diferentes sensibilidades acústicas, añade que "se sabe que el cerebro es selectivo frente a distintos estímulos".
El ruido se convierte en algo "selectivo", algo a lo que se puede uno acostumbrar, cuando, por ejemplo, se produce el ronquido de una pareja, que puede rondar los 50 decibelios, lo que dobla el nivel de ruido recomendado en un dormitorio.
Estivill explica que "se ha descrito que el cerebro de una mamá con un recién nacido oye antes el llanto del bebé que el ruido de una tormenta".
El doctor cita los transtornos metabólicos y en la regeneración de la piel, así como los déficit inmunitarios, como algunos de los males físicos que pueden derivar de un descanso inadecuado, aparte de los que el ruido causa en sí mismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que sólo el ruido derivado del tráfico en Europa causa el 1,8 % de los ataques cardíacos, además de provocar uno de cada cien casos de hipertensión, enfermedad que causa la muerte del 13 % de la población mundial.
Según fuentes del Defensor del Pueblo, la contaminación acústica motiva unas 500 quejas anuales.
El presidente de Juristas contra el Ruido, Joaquín José Herrera del Rey, ha explicado a EFEverde que "falta claridad en las normas y es necesaria menos tecnificación en las mismas", y ha calificado la normativa como "deshumanizada".
Ha afirmado además que "los límites sonoros deberían ser más humanitarios" ya que, por ejemplo, "los ciudadanos toleran mejor el ruido del tráfico que el del ocio, que es psicológicamente peor aceptado".
En este sentido, fuentes de la asociaciones vecinales de Madrid aseguran que ha habido personas que "han tenido que marcharse del Barrio de las Letras porque, pese a ser una zona mayoritariamente peatonal, no soportaban el ruido que ocasionaba el ocio".
El sentido común y el criterio de un policía local bastaría, según Herrera, para "solucionar el 75 % de esta problemática en nuestro país al darle potestad a los agentes para propugnar medidas cautelares a partir de 5 decibelios por encima de los límites legales".
El presidente de Juristas contra el Ruido aconseja: "no descarte en vender su piso, si ve que su salud física y mental se deteriora".EFE
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