AYUNTAMIENTO | La última propuesta electoral de Alberto Ruiz-Gallardón
Carmen Serna | Madrid
Falta poco más de un mes para las elecciones municipales y regionales y las promesas electorales 'baratas' parecen rifarse en época de crisis. La última de Alberto Ruiz-Gallardón de dotarse de una ley que le permita retirar a los 'sin techos' de la calle no sorprende en el curriculum del alcalde de Madrid.
Antes de los mendigos, el regidor madrileño intentó eliminar de las calles a las prostitutas y un poco antes, el botellón. Casi siempre utilizando medios restrictivos que, en ambos casos, están abocados al fracaso.
Primero, siendo presidente de la Comunidad de Madrid, aprobó una normativa para impedir beber en la calle. La llamada 'Ley de Antibotellón', el apodo nunca fue de su agrado, sancionaba a quienes tomaban alcohol en parques o aceras, fuera de las fechas festivas establecidas por cada municipio, e incluso multaba a los padres si los 'cazados' eran menores de edad.
La presión policial logró disminuir esta práctica en muchas partes de la ciudad, pero no eliminarla. Sólo hace falta darse una vuelta el sábado por la noche por el campus de la Complutense o por cualquier plaza del centro de Madrid para hacerse una idea de lo que es un botellón. Y no sólo ejecutado por adolescente.
Como posible compensación a una nueva prohibición, y siendo ya alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón abrió la mano a terrazas y más terrazas, de invierno y de verano que, previo pago de impuestos y un extra en la cuenta del cliente, sí permiten beber alcohol al aire libre y ocupan espacio público, en algunos puntos, demasiado.
Luego vino a por las prostitutas... de Montera, de la Casa de Campo o de Marconi, no por las de los clubs de alterne. El propio alcalde aseguró que su plan, el 'Plan Montera', se centraba en la prostitución en la calle. Asfaltó la calle, colocó una comisaría en la zona, puso cámaras de vigilancia en el centro de Madrid en plena vía pública que vigilan esas esquinas y aumentó la presión policial para pedir papeles a quienes con pinta de meretriz cruzaran estas calles.
Si alguien intenta comprar sexo ahora mismo en el corazón de la capital se dará cuenta de que todas estas medidas policiales no han servido para nada, la 'venta' sigue abierta.
Así que, ante el fracaso, se optó por ir a por el cliente y utilizando una norma franquista, la Ordenanza del Buen Gobierno de la Villa de Madrid del año 1948, mandó a la Policía Municipal a multar a los clientes, básicamente en los alrededores de la Casa de Campo, que estuvieran cometiendo "actos indecorosos en la vía pública". Sancionaron a 120 hombres, ningún expediente se ejecutó. Otro fracaso que costó dinero a las arcas municipales como la campaña en autobuses de 'Existe porque tú lo pagas'.
Un 'salvoconducto' para entrar al barrio
Aún dio un paso más. En la Colonia Marconi, en el distrito de Villaverde, llegó a colocar una patrulla policial que sólo permitía pasar por calles públicas a los vecinos que tuvieran 'el salvoconducto para hacerlo'. De esta forma, Ruiz-Gallardón pretendía eliminar el tráfico por una zona que también suele ser paso de prostitutas y clientes.
Luego vino a por los 'sin techos'. La última propuesta del regidor es que su partido, el Partido Popular, pida una ley nacional que permita a los ayuntamientos obligar a las personas sin hogar a ingresar en un centro municipal de asistencia.
En todos los casos, se ha tapiado la libertad de la persona con una parte del concepto convivencia, muy considerado por el Gobierno municipal. Pero parece dejarse de lado otros como la limpieza de calle, el asfaltado, más espacios verdes, más metros culturales, menos ruido en la recogida de basura, más polideportivos...
Además, la medida engulle de un bocado la libertad individual de una persona de ocupar un espacio público, algo que debería de limitarse únicamente por un juez y no por un alcalde. Y se presenta llena de daños colaterales...
"Cuando finalmente vinieron por mí, no quedaba nadie para protestar".
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