Oídos sordos al ruido

conmemoración

El Día Mundial de la Salud Auditiva, con el jaleo habitual

La Voz de Galicia – 28-04-11 - Ana Lorenzo  A Coruña

Los camiones de la basura, las campanas de una iglesia o de un reloj público, las sirenas de una ambulancia o las taladradoras son algunos de los sonidos más molestos, y que ayer se convirtieron en protagonistas del Día Mundial de la Concienciación contra el Ruido. La empresa Gaes decidió aprovechar esta festividad para llenar la ciudad de patrullas silenciosas, en las que unos curiosos agentes -que no decían ni una palabra y solo se comunicaban por señas- multaban a todas aquellas personas que atentaban contra la salud auditiva.

Escuchar el MP3 por la calle con un volumen muy alto, gritar, hablar por el móvil, tocar el claxon, utilizar auriculares de botón durante un tiempo prolongado o preferir el ruido al silencio eran las posibles infracciones por las que ayer se sancionaba a los coruñeses más sonoros. Para aquellos que cuidaban su salud auditiva y la de los demás, el regalo eran unos tapones para los oídos, y una tarjeta con una serie de recomendaciones para seguir por ese camino, como viajar en coche con las ventanillas subidas, hablar en un tono sosegado, utilizar protecciones auditivas si se soporta un ruido superior a los 90 decibelios en el entorno laboral, no utilizar bastoncillos para limpiar los oídos, o no escuchar durante más de una hora a través de auriculares.

Al trabajo con cascos

Entre los trabajadores que ayer se llevaron una multa de estas patrullas silenciosas estaba Ángel Solmo, un empleado del servicio de jardinería municipal, que entre sus tareas está la de recoger -con ayuda de un potente soplador- todas las hojas que va cortando. Asegura que siempre utiliza cascos, aunque confiesa que «el ruido se sigue escuchando», pero está acostumbrado, ya que combina este trabajo con otras tareas más silenciosas.

José Ángel Mosteiro no tiene tanta suerte, porque cuando él no hace ruido con su perforadora, sigue escuchando el que hacen sus compañeros en las obras de remodelación de la avenida de los Ángeles. Dice que con tanto jaleo, «se che levanta moita dor de cabeza».