Práctica conflictiva | fenómeno social urbano
BCN trata de frenar con más prevención el auge del botellón
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El sector del ocio prevé un gran aumento del consumo juvenil en la calle por la crisis
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El buen tiempo ha avanzado el problema y la ofensiva de multas y controles disuasorios
Jueves, 7 de abril del 2011 - PATRICIA CASTÁN - BARCELONA
Con la llegada adelantada del buen tiempo, no solo se han animado las playas y las terrazas de los bares de Barcelona. Las noches también son más cálidas e incitan al ocio económico en plena vía pública. Consumir en botellas, latas o vasos en la calle, aunque sea en pequeños grupos, se ha convertido en un ritual urbano cotidiano, que el pasado fin de semana era visible en muchos puntos. Consciente del problema, el ayuntamiento ha avanzado su operativo de control y ha reforzado la vigilancia en zonas calientes, como ejes de ocio, el litoral, interiores de manzana del Eixample, plazas de Gràcia y Ciutat Vella y otros. No obstante, la patronal Fecalon reclama más presencia continua de patrullas. Prevén un verano de mayor conflictividad en la calle por la crisis y el efecto de la ley antitabaco.
La Guardia Urbana y operarios de limpieza despejan la plaza de los Àngels la noche del sábado. JOAN CORTADELLAS
El consumo de alcohol en la vía pública no desaparece en todo el año pero repunta cuando el termómetro sube, como ha podido verse ya en los últimos fines de semana. Tan solo el pasado febrero, por ejemplo, se impusieron 2.786 denuncias por este motivo, un 14% más que en el mismo mes del 2010. ¿Hay más mano dura o más excesos? Posiblemente un poco de cada. Aunque la ordenanza cívica castiga muchas actitudes supuestamente problemáticas, está claro que el botellón no solo se solventa con sanciones porque es un fenómeno que se retroalimenta con la crisis. A menos dinero para salir, más inventiva para improvisar la fiesta y por poco dinero.
Oficialmente, el ayuntamiento no admite el botellón como tal en Barcelona. Obviamente no sigue el modelo de macroconcentraciones de otras ciudades españolas. Sin embargo, el consumo de alcohol en la calle, en botella, lata, garrafa (prohibido explícitamente en la ordenanza cívica) es habitual en pequeños grupos, de forma espontánea y sin que unos interactúen con otros.
Como explicó este diario, el año pasado el problema se extendió incluso al Eixample (plazas como Letamendi, interiores de manzana, el entorno de algunos locales de ocio entre Rambla de Catalunya y Balmes...), se enquistó en puntos de Ciutat Vella (de la plaza de los Àngels a la de George Orwell y la rambla del Raval), se mantuvo en plazas de Gràcia (especialmente la del Sol) y en el litoral se agravó por su conflictividad en el antes llamado triángulo golfo en la zona 22@ de Sant Martí... y ha ido ganando puntos, como pequeñas plazas por el Paral ·lel, el parque de la Espanya Industrial y otros.
En la mayoría de casos son grupos reducidos, pero que igualmente generan problemas de convivencia por los ruidos y suciedad que comportan. En zonas como el eje Almogàvers, Pere IV, Àlaba y entorno, el pasado sábado cientos de jóvenes bebían sentados en las aceras, mientras que en otras zonas su presencia era menos masiva pero igualmente evidente. El ayuntamiento argumenta que desde el 2008 se han reducido las quejas ciudadanas (de 1.129 llamadas al 092 por este problema, a 991 el año pasado, cuando repuntaron un poco), como también han crecido las denuncias impuestas por Mossos y Guardia Urbana.
Desde que se instauró la ordenanza de convivencia (2006) el consumo de alcohol ha generado más de 108.000 denuncias (una quinta parte del total). El año pasado fueron 22.323, aunque cabe destacar que otro fenómeno, el de orinar en la calle -guarda estrecha relación con la exaltación y consumo alcohólico- le secundó con otras 9.237 sanciones.
Este año, y vista la rápida irrupción de esta liturgia nocturna con la llegada del calor, el consistorio ya ha activado y reforzado los dispositivos preventivos, coincidiendo con el inicio de la temporada de playas. Las unidades territoriales actúan durante todo el año, pero los fines de semana se agregan unidades especiales. Mossos y urbanos coinciden en el territorio más caliente, aunque más que su mera presencia y el puntual despliegue de sanciones y las incautaciones de latas a vendedores ambulantes, los manguerazos de los operarios de limpieza pueden llegar a ser más convincentes. Sobre mojado cuesta reinstalarse, como se evidencia en la plaza del Sol.
PRECIOS / «Se incide en las zonas, se identifica y se multa», explica un mando de la Guardia Urbana, que insiste en que la lucha es contra todo el incivismo y no solo contra el alcohol. No obstante, para el vecino o el afectado que sufre esta competencia desleal, muchas veces sigue sabiendo a poco. La restricción horaria en colmados nocturnos del centro y de Gràcia es insuficiente si los lateros venden tragos a un euro.
Fecalon, con muchos negocios de noche pasando un mal momento, defiende que no es solo una cuestión de precios, que en locales de Poblenou ya hay copas a cuatro euros y la gente sigue bebiendo en la calle, más por menos. Prevén un verano peor que el del 2010 por la crisis y el estímulo de poder fumar tranquilamente solo en la calle.
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