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domingo, 10 de abril de 2011

Zaragoza. Botellón fluvial.

FENÓMENO SOCIAL URBANO.

El traslado del botellón a las riberas reduce las molestias

Según el ayuntamiento, se "deja vivir" porque lo principal es evitar problemas a terceros.Los residuos se han convertido en la máxima preocupación de los vecinos.

El Periódico de Aragón - 10/04/2011 - O. GÜELL

Con la llegada adelantada del buen tiempo se han animado los parques y plazas de Zaragoza. Las noches también son más cálidas e incitan al ocio en la vía pública. El consumo de bebidas alcohólicas en la calle, que durante el invierno se ve reducido, también vive un auge durante la primavera. Desde que se recuperaron las riberas del Ebro, esta actividad se concentra en los parques de las orillas del río, una zona más alejada de las viviendas. De esta forma, jóvenes, vecinos y autoridades viven de una manera más relajada la situación. Y sin molestarse.

Aunque todavía han sido pocos los fines de semana con buen tiempo, algunos jóvenes ya han notado que hay más grupos bebiendo en la calle, una tendencia que se intensificará conforme se acerquen las fechas veraniegas.

Desde el ayuntamiento explican que con el calor los botellones son más fáciles y se dan con más frecuencia que durante los fríos días de invierno, pero indican que todavía es pronto para que se refleje en un incremento del número de sanciones o quejas de los vecinos.

Durante el primer trimestre del año se han puesto 140 multas por conductas asociadas al botellón. El año pasado hubo un total de 692 casos. Fuentes del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza señalan que es la "tónica normal, no son más que otros años".

La norma que regula la ingesta de alcohol en la calle es la ordenanza sobre la protección del espacio urbano y solo contempla sanciones cuando se "impida o dificulte la circulación rodada o el tránsito peatonal, se perturbe la tranquilidad ciudadana o el derecho al descanso de los vecinos o el abandono indiscriminado, fuera de los contenedores de recogida, de residuos y basuras". De estos tres supuestos sancionables, el que concentra más del 90% de las multas es la perturbación del descanso y tranquilidad de los vecinos. Han sido 131 casos en lo que va del 2011 y supusieron 680 del total de 692 del año pasado.

LAS ZONAS La vigilancia policial se mantiene estable a lo largo de todo el año. Los agentes solo modifican sus zonas de patrulla para intentar adaptarlas a aquellos lugares en los que el botellón es más habitual, aunque son "cambiantes". En Zaragoza, la moda dio un giro desde que hace un par de años entró en vigor la ordenanza cívica y se arreglaron las riberas del Ebro. Los tradicionales emplazamientos como la plaza de los Sitios, el parque Miraflores o el de José Antonio Labordeta han dejado paso al balcón de San Lázaro, el Club Náutico o la Arboleda de Macanaz.

Según indicaron desde el área de Urbanismo del ayuntamiento, estas áreas son las de más aceptación últimamente porque "están arregladas y no se molesta a los vecinos". Los jóvenes aportan otro argumento: la cercanía a las zonas de marcha. Así lo manifestó el jueves David Ramírez que bebía con un grupo de amigos en los alrededores de Helios antes de salir hacia el Casco.

"Lo que se pretende es que no se generen problemas a terceros, por lo demás se deja vivir", apuntan desde el consistorio. "Nosotros estamos todos los jueves aquí, no perdonamos ni uno, y vemos pasar a la Policía muchas veces pero nunca nos dicen nada", indicó David Ramírez. Una pareja de agentes de la Policía Secreta pasó por la arboleda de Macanaz en ese momento y, tras registrar a un grupo de universitarios en busca de hachís, les dejaron continuar con su actividad tras recordarles que cuando se marcharan debían recoger todas las botellas y vasos que tenían en el suelo.

Con las viviendas bastante alejadas de las zonas de botellón, los residuos se han convertido en el principal problema para los vecinos. El presidente de la asociación de Lanuza Casco Viejo, Javier Rodríguez, apuntó que han recibido quejas pero "no tanto por el ruido, sino por cómo lo dejan todo y el estado en el que se encuentran las papeleras al día siguiente". La misma opinión tienen los vecinos del Arrabal. El presidente de la agrupación vecinal, Rafael Tejedor, señaló que "la zona donde beben está alejada de las viviendas y se puede dormir sin problemas". "La suciedad es lo que más nos preocupa, se queda todo asqueroso", apuntó otro vecino.

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