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domingo, 13 de marzo de 2011

Valencia. La crisis de las discotecas ´sin´

 

Ocio para menores de 18 años. No llegan a una docena las discotecas "light" que siguen abiertas en la C. Valenciana. La competencia "ilegal", según algunos empresarios, y la normativa que rebaja a los 16 la entrada a las salas de adultos son algunas de las causas de su declive. Varios consistorios han apostado por este ocio para sus menores.

Levante – 13-03-11 - SERGI PITARCH VALENCIA

Las discotecas para menores de edad, conocidas como "light" porque en ellas no se venden bebidas alcohólicas, fueron un negocio rentable en un tiempo. ¿Quién no recuerda sesiones vespertinas en la discoteca Woody de Valencia los viernes por la tarde o los domingos en Espiral? En la actualidad, poco más de una docena de salas mantiene este tipo de oferta de ocio para jóvenes de menos de 18 años, máxime cuando su rentabilidad está puesta en cuestión. Desde el sector del ocio nocturno atribuyen esta crisis a varios motivos, todos relacionados con el uso y abuso de las bebidas alcohólicas.

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Manel Alonso, gestor de la discoteca "light" Ágora, ubicada en l'Alcúdia, culpa de la falta de público a la "competencia ilegal" que realizan las otras salas, "ya que venden alcohol a menores con total impunidad". Àgora es una iniciativa municipal pero gestionada por el sector privado que intentaba dar una opción de "ocio sano" a los menores de la Ribera. "Las dos primeras sesiones las tuvimos a tope, pero como no permitimos vender alcohol los menores se han ido donde les dan", denuncia.


En la actualidad, en la Comunitat Valenciana la edad mínima para entrar en una discoteca de adultos es de 16 años, dos años menos que en Madrid o Galicia. Esta restricción hace que en una sala convivan menores que tienen prohibido el consumo de alcohol con barras que sirven a todo el mundo. "No se pide el DNI para servir las copas ni se impide el acceso a menores de 16. Los controles son exiguos", denuncia amargamente Alonso. Además, añade, hay una "total impunidad" por parte de la Generalitat, ya que prácticamente no realiza inspecciones ni abre expedientes.


De una opinión diferente es Vicente Pizcueta, portavoz de las asociaciones de empresarios de discotecas de Valencia. "El problema de las discotecas light y de adultos es el botellón", manifiesta. En su opinión, quedan unas 10 salas en la Comunitat Valenciana que todavía mantienen una sesión para menores de 13 a 18 años. Para este representante de los locales de ocio, "el mercado de estos establecimientos debe reestructurarse".


"Es preferible correr el riesgo de que un menor consiga consumir una bebida alcohólica en una discoteca, que no que acabe borracho tras practicar botellón", señala. "Es ahí donde hay una impunidad y una competencia desleal que nos está haciendo mucho daño", denuncia, al tiempo que emplaza a la administraciones a combatir este fenómeno tan perjudicial para la sociedad.


Pero no todas las discotecas "light" de la Comunitat Valenciana están sufriendo la crisis. De hecho, en la conocida Salatal de Vila-real se celebra una sesión para menores impulsada por el consistorio, pero que gestiona la iniciativa privada. La discoteca lleva abierta desde 2007, lo que demuestra su éxito. Todos los sábados de 18 a 22 horas acuden menores de entre 14 y 18 años del propio municipio vilarealense, así como de Borriana o Almassora.


Para garantizar que no se realiza botellón o prácticas inadecuadas, la Policía Local pasea por los parques de alrededor para controlar a los menores. En la iniciativa se consultó a las asociaciones de padres y madres para que dieran su opinión. Incluso se les permite el acceso en caso de que quieran ver qué hace su hijo, aunque no es lo más habitual.


Otro caso de sesión "light" impulsada por un ayuntamiento se encuentra en Benaguasil, en B-Club. En este caso es una empresa pública municipal la que gestiona el recinto. Por la tarde, permite la entrada a menores y se prohíbe la venta de alcohol. Por la noche, ya es para adultos, con un horario amplio. Cabe recordar que B-Club fue la sala impulsada por el consistorio con más de un millón de euros del Plan-E.


El debate está abierto, aunque también debería abordarse qué clase de ocio se ofrece a los más jóvenes y con qué intención.


Campaña para que aumenten los controles
Los gestores de la discoteca Ágora están hartos y están dispuestos a luchar hasta el final. Según explicaron, durante la semana fallera llenarán la ciudad de Valencia y algunos pueblos de la Ribera con unos 10.000 carteles para exigir más controles para que los menores no consuman alcohol. "¿Hasta cuando alcohol para menores señor Camps?", se titula la campaña, en clara referencia a las competencias que tiene la Generalitat para sancionar en materia administrativa a locales de ocio. La idea es generar un clima de opinión para lo que creen una "competencia ilegal", por la falta de diligencia.

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