ÁLAVA
Vitoria busca la concordia vecinal
El Correo - 27.03.11 - JUAN CARLOS BERDONCES |
- El número de conflictos de convivencia atendidos por el servicio de mediación se duplica tras registrar 20 casos el último año
- El ruido es el gran motivo de queja entre las comunidades vitorianas
Su vecino de arriba tiene al perro viviendo en el balcón. «Él se va a trabajar por la mañana, vuelve a casa por la noche y el animal está siempre en la terraza. Ahí come, ahí duerme, ahí hace sus necesidades. Se pasa ladrando horas y horas». Este problema lo ha sufrido una vecina de Vitoria. Lo puso en conocimiento del Ayuntamiento, porque ya no aguantaba más las molestias, el ruido ni los olores. Y la intervención del Programa de Mediación Familiar sirvió para resolver una situación delicada para ella y que podía poner en peligro la convivencia. El dueño del perro lo admitió y, para que no se repitiesen las molestias, regaló el animal.
También este servicio dependiente del Departamento de Salud y Consumo (Demsac) ha actuado en las últimas fechas en sendos 'conflictos' vecinales por ruidos, bien porque niños de 2 o 3 años corretean por el pasillo o hacen rodar la pelota por el salón, o bien porque un músico profesional practica en casa con su piano de cola y los habitantes de los pisos de abajo no pueden dormir ni descansar.
De los 20 casos, 7 quedaron sin efecto porque una parte rechazó el proceso, 3 acabaron con avenencia y otros 5 se cerraron sin acuerdo
Los vecinos implicados asumen mejor la resolución del problema al no ser necesaria una sentencia judicial
Son casos verídicos -de afectados con nombres y apellidos que viven en Vitoria, pero cuya identidad queda anónima- de problemas de concordia vecinal. Veinte fueron atendidos por la mediación el año pasado, el doble de actuaciones que en 2009 -hubo once-. Este incremento no se debe a una oleada de indignación en las comunidades de vecinos de la capital sino al mayor conocimiento del servicio entre los vitorianos. «Tiene la ventaja de que el problema se resuelve entre las partes y la decisión es mejor asumida que una sentencia judicial o un laudo arbitral», explica el abogado Txetxu Urkiola, del despacho Bas Asesores Abogados de San Sebastián.
Su bufete se encarga de 'poner paz' en los asuntos derivados finalmente a la mediación, que, por supuesto, no son todos los que llegan al mostrador del Demsac. «Tratamos de actuar con cierto carácter preventivo», admite Arantza Sáez de Cerain, una de las responsables del departamento. Primero para evitar saturar el servicio y segundo, «porque hay asuntos que no se pueden resolver. Por ejemplo, las quejas porque un vecino tira objetos al patio del edificio. Si no se puede comprobar, ¿cómo procedes? No conviene hacer una actuación y enfrentar más a la gente». De hecho, en 2010, otra veintena de casos no llegaron a la mediación.
El procedimiento
Cuando una queja o reclamación de un vecino contra otro sí pasa el filtro del Departamento de Salud y Consumo -debe quedar claro que no entra en delitos o agresiones, procedimientos que van por vía judicial, ni tampoco en asuntos de impagos de cuotas de comunidad o de obras- se da por iniciado el procedimiento de mediación.
El afectado en cuestión pone por escrito la anómala situación que padece y el documento se deriva al mediador. Éste lo analiza, intenta profundizar «en caso de que existan dudas», y se pone en contacto con la otra parte. «Le invito, a quien está causando esa molestia, a participar en una mediación», detalla Urkiola, que comienza, aproximadamente, un mes después de haber planteado el problema.
No siempre es aceptado este encuentro y, entonces, «no hay nada que hacer». Esta misma semana el mediador que trabaja para Vitoria recibía una llamada de una persona «que no quería participar en el procedimiento». Se trata de una mediación que no se ha podido llevar a cabo. Esta situación se dio el año pasado en siete de los 20 casos, que quedaron sin efecto.
Además, otros tres sí se cerraron con avenencia; en cinco más ocurrió lo contrario -había voluntad de las partes pero no se llegó al acuerdo-; uno está en vías de solución -hay sintonía por buscar un pacto que llegará a lo largo de este 2011-; en dos hubo que desistir -se inició el proceso pero, al no avanzar, se cerró pronto-; y dos más no se pudieron llevar a cabo porque la parte a que se le imputa el problema «no da señales de vida».
En cualquier caso, la convivencia entre las partes mejora después de este 'toque de atención', siempre que los vecinos «tengan un mínimo de civismo», coinciden Sáez de Cerain y Urkiola. «Tenemos claro hasta dónde podemos llegar, cuáles son nuestros límites», añaden. Porque el Consistorio vitoriano ofrece este servicio gratuito para evitar un procedimiento judicial «que cuesta dinero, se prolonga en el tiempo y no suele dejar satisfecho a casi nadie».
Son algunas de las ventajas de la mediación, «pero siempre teniendo claro que el Ayuntamiento no es nadie para entrar en la casa de un vecino como un elefante en una cacharrería». Es más, «por mi experiencia puedo decir que es extremadamente respetuoso con los ciudadanos, a la gente se le atiende con mucho cariño», añade el abogado de San Sebastián.
La crisis y el conocimiento
Es también un motivo por el que los vecinos acuden a este servicio del Demsac. «Se va conociendo cada día más y también los resultados son buenos», destaca Arantza Sáez de Cerain. Pero esta no es la única razón del incremento de conflictos atendidos por la mediación. ¿Influye la crisis? «No diría que no», opina Txetxu Urkiola. Crece la indignación y la ciudadanía está más susceptible.
Aunque sigue habiendo cierto recelo a plantear los sufrimientos propios «y nos da vergüenza, tanto acusar como ser objeto de la acusación». Pero veinte vitorianos dijeron basta, sobre todo porque los ruidos del vecino de arriba o de abajo eran insoportables.
La televisión encendida hasta las 4 o las 5 de la mañana, música a gran volumen, golpes fuertes con los zapatos, mudanzas dentro de la vivienda bien entrada la noche o un frigorífico de cuyo motor se desprende un ruido continuo ilustran esos conflictos. Sin olvidar que la Oficina del Síndico recibió el año pasado 14 consultas por problemas de ruidos entre vecinos -9 en 2009- y que la Policía Local de Vitoria intervino en 2010 en 646 conflictos -496 un ejercicio antes-.
Txetxu Urkiola | Mediador para el Ayuntamiento
«Si existe voluntad, la mediación es el futuro»
Este abogado asegura que los vitorianos «acogen de buen grado el proceso y se mejora la convivencia»
El Correo - 27.03.11 - J. C. BERDONCES | VITORIA.
Urkiola, en su despacho de abogados de San Sebastián. :: JOSÉ USOZ
«Me he tenido que poner en medio de dos vecinos porque se iba a traspasar la línea roja, pero no suele ser lo habitual»
Hace cuatro años que Txetxu Urkiola se adentró en el mundo de la mediación vecinal. Tenía experiencia como árbitro de consumo del Gobierno vasco «y desconocía esta nueva faceta». Incluso le parecía que no tenía mucho sentido. Pero desde 2007 su opinión es otra bien distinta. «Ahora soy un fanático de la mediación vecinal, estoy convencido de que es el futuro para resolver conflictos vecinales, siempre que haya voluntad», plantea desde su despacho Bas Asesores Abogados de San Sebastián.
-Pero usted es abogado. Como se suele decir, no está tirando piedras contra su propio tejado.
-Es que estoy convencido de las ventajas de la mediación. Si existe voluntad entre las partes, en este caso entre los vecinos, sirve para arreglar muchos conflictos.
-¿Ventajas?
-Sí. Es un proceso más amable, ágil, económico, civilizado e incluso respetuoso. Se mejora la convivencia. En Vitoria tiene buena acogida.
-Sólo tiene buenas palabras. ¿No se ha encontrado nunca con una situación embarazosa o agresiva?
-Sí, claro. Una vez me tuve que poner en medio de dos vecinos, porque se iba a traspasar la línea roja, pero no suele ser lo habitual. La gente es civilizada.
-¿Traspasar la línea roja? ¿Es que iban a llegar a las manos?
-Sí, más o menos eso.
-¿Tan grave era la situación? ¿Qué había ocurrido?
-No recuerdo el conflicto en concreto pero sí puedo decir que la mayoría de las veces el motivo es una situación absurda, un problema de ruidos, que arrastras la silla muy fuerte, que pones la música alta... También me he dado cuenta de que en Vitoria influyen dos situaciones; hay edificios con estructuras de madera en los que el ruido traspasa paredes y techos con más facilidad y mucha gente en la ciudad trabaja a turnos y si entran a las seis de la mañana van a dormir pronto, a las diez de la noche por ejemplo, y el vecino a esa hora igual todavía no ha empezado a cenar.
-¿Ha tenido más situaciones complicadas para usted?
-Recuerdo un caso curioso. Hablando con dos personas cara a cara, uno le reprochaba a otro algo y éste no lo entendía e incluso se ponía agresivo. Yo le decía lo mismo, se lo repetía palabra por palabra, y ya estaba de acuerdo. A veces se deteriora la relación o el problema viene de lejos y todo se agrava.
-¿Cuáles son las reglas de oro de un mediador?
-Cada maestrillo tiene su librillo, su propia metodología. Pero yo creo que sí hay una serie de cosas importantes: hay que saber escuchar a las partes y que se den cuenta de que lo estás haciendo, no mentir por supuesto, no crear falsas expectativas, ser imparcial y neutral y mantener la confidencialidad.
-¿Duran mucho los procesos de mediación?
-Yo trato de resolverlos en dos sesiones, pronto te das cuenta de si puede haber o no acuerdo.
-¿Se ha llegado a desesperar en alguna de ellas?
-No, al contrario. Rara vez me doy por vencido. Incluso he llegado a reabrir expedientes si pienso que puede haber solución. Desde que estoy en la mediación, mi filosofía de ver las cosas ha cambiado. La clave es dialogar y no ser egoísta.
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