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sábado, 7 de mayo de 2011

Las otras caras del botellón

TEMAS CANDENTES

Las otras caras del botellón

Un 99,8% de los adolescentes españoles son bebedores de fin de semana. La supresión del Consejo de la Juventud de Madrid y otros recortes impiden a los jóvenes desarrollarse y ser partícipes de la política. Varios colectivos demandan más campañas de prevención

 Público - 07/05/2011 - PAULA DÍAZ MADRID

César y Javier, dos de los componentes de Carta Baladí, ensayan en su local. R.SEDANO

César y Javier, dos de los componentes de Carta Baladí, ensayan en su local. R.SEDANO

Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo". Bajo el lema de la plataforma Juventud Sin Futuro se podrían agrupar millones de españoles de entre 15 y 30 años que reclaman ayudas a la emancipación y el fin del paro (que ya alcanza al 45% de los jóvenes) y del trabajo precario. Pero esas no son sus únicas demandas. Los jóvenes españoles, siempre prejuzgados bajo la figura del ni-ni (ni estudia ni trabaja) al que sólo le importa salir de botellón, también reclaman una mejor formación y alternativas de ocio saludable.

"Todo el mundo hace botellón pero porque no hay dinero para otra cosa". Esta es la principal conclusión a la que llegan cuatro amigas, estudiantes de Periodismo, de entre 18 y 21 años. María José, Lara, Lorena y Lycia buscan un hueco en su agenda de preexámenes para tomarse un café juntas y, en la charla, debaten sobre todo tipo de temas. Reconocen ser habituales de esta práctica, pero también afirman que si tuvieran alternativas consumirían menos alcohol.

La FELGTB reclama programas de prevención ante el repunte de VIH

La última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España (Edades) del Ministerio de Sanidad pone de manifiesto que un 99,8% de los adolescentes son bebedores de fin de semana. Las amigas lo achacan a que "el ocio está enfocado a la gente que tiene sueldos para pagarlo". Creen que si la Administración financiase parte de la entrada a teatros, musicales, cines y museos los jóvenes como ellas repartirían su tiempo y no lo pasarían bebiendo. "Somos los que más ganas tenemos de divertirnos, pero los que menos dinero tenemos para hacerlo", lamenta Lara.

La oferta cultural madrileña es extensa, pero cara. "Deberían promover descuentos especiales para jóvenes", propone también la asociación universitaria Arcópoli. El Gobierno de Navarra, por ejemplo, ha demostrado que esa opción no es inviable. Los jóvenes de entre 18 y 30 años pueden obtener rebajas de hasta el 50% en el precio de espectáculos gracias al Bono Cultural Joven.

"Sería interesante que hicieran algo parecido en Valencia", opina Raquel Espinosa, vicepresidenta de la Asociación Valenciana de Estudiantes Universitarios: "Las entradas tienen un precio abusivo, teniendo en cuenta que los jóvenes vivimos racaneando de nuestros padres".

Los grupos y asociaciones se quejan de tener que pagar sus locales

El mito de los 'ni-nis'

De los casi ocho millones de jóvenes que hay en España, sólo 80.358 (un 1%) son ni-nis, según el estudio Desmontando a ni-ni. Un estereotipo juvenil en tiempos de crisis, elaborado por el Instituto de la Juventud (Injuve). A pesar de que estos datos ya ayudan a desmitificar la figura ni-ni , ellos siguen demandando mejoras en educación y formación para poder optar a un futuro mejor y, así, dejar de ser vistos como "parásitos sociales". Porque aunque tanto el Estado como las autonomías cuentan con becas, ayudas y cursos, estos no siempre resultan suficientes.

"Las becas son una buena declaración de intenciones, pero se quedan en un parche que no pone solución a nuestras necesidades", sentencia Tohil Delgado, secretario general del Sindicato de Estudiantes. Su homóloga en Sevilla, Laura Calderón, confirma su teoría: "En Andalucía falta material, faltan becas y faltan plazas en la Universidad, en Formación Profesional y también en Bachillerato". "También son insuficientes las plazas de los cursos de formación que ofertan los ayuntamientos", añade.

"No hay ayudas para promover la cultura", lamentan músicos y artistas

Delgado, por otra parte, denuncia la "salvajada" que le parece el Bachillerato de Excelencia propuesto por Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid. "Va a acabar con la posibilidad de que la educación lime las diferencias sociales", concluye.

Por otro lado, las asociaciones juveniles también demandan más formación en materia de salud sexual. Creen que las administraciones deberían prestar más atención a este tema y promover en colegios, institutos y zonas de marcha campañas de sensibilización en el uso de preservativos.

"Aguirre ha recortado las ayudas para programas de prevención de VIH, cuando no para de subir el número de infectados", denuncia Ana Bueno, coordinadora del área joven de la Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Rubén López, de Arcópoli, también alerta del "repunte de jóvenes de entre 15 y 19 años infectados".

Arcópoli: "Están asfixiando el asociacionismo quitando lo público"

"En casi todos los territorios hacen falta programas específicos en materia de salud sexual", resume la presidenta de la Federación de Mujeres, Gimena Llamedo. "Y ocurre lo mismo con los trastornos de conducta alimentaria", añade.

Creativos y solidarios

El sector más creativo de la juventud no encuentra facilidades para desarrollar sus capacidades. Por ejemplo, la mayoría de los que quieren formar un grupo musical o teatral, o de cualquier otra especialidad, tienen que alquilar los locales de ensayo con su propio (y poco) presupuesto.

Según el Injuve, sólo un 1% de casi ocho millones de jóvenes son 'ni-nis'

Este es el caso de los cuatro veinteañeros miembros de Carta Baladí, un grupo de rock madrileño que incluso ha conseguido montar su propio estudio de grabación. "Lo estrenaremos con nuestro tercer disco, que tendrá mucha más calidad que los anteriores", cuenta entusiasmado el cantante de la formación, César Lladó.

Con mucho trabajo (nueve horas de ensayo semanales, composición de letras y música y conciertos esporádicos en pequeñas salas) están consiguiendo lo que buscaban: encontrar su pequeño lugar en el mundo de la música. "Tal y como están las cosas tuvimos que buscarnos las castañas solos", comenta Lladó.

Su intención ahora, además de perseguir el éxito de Carta Baladí, es conseguir algo de dinero grabando las maquetas de otros grupos. "Nosotros tuvimos que pedir un crédito personal para alquilar el local y montar el estudio. Sabemos que no hay ayudas para esto y lo que pretendemos también es promover la cultura, que otros grupos se animen a mostrar lo que hacen", explica.

Una estudiante: "Tenemos ganas de divertirnos, pero no dinero"

Los cuatro socios de Nudo Encuentro de Creadores también cuentan con un proyecto parecido. Ellos organizan, en un local del centro de Madrid, hasta 12 funciones teatrales por semana y varias exposiciones de artes plásticas. Cobran entre 7 y 12 euros (niño y adulto) por entrada, pero la taquilla apenas les da para "sobrevivir". "Tenemos unos 3.000 euros de gastos al mes entre alquiler de local y contratación de compañías", detalla Ángel Málaga, uno de los jóvenes emprendedores. "Estamos haciendo la gestión cultural del futuro, pero la Administración sólo subvenciona a las grandes compañías para que vayan de gira", critica.

"Yo creo que los políticos no apoyan la creatividad de los jóvenes. Están impidiendo nuestro desarrollo", sentencia Belén, una estudiante de Medicina de 19 años.

Sin subvenciones

Los jóvenes solicitan más facilidades para acceder a la cultura

Los solidarios tampoco corren mejor suerte. Ramón Esteve, catalán, de 27 años, formó hace un año junto con tres amigos la ONG Pro-Bcn. Lo hicieron sin subvenciones y sin local donde ubicar la sede, pero con mucha ilusión. "Nos reunimos en cafeterías y buscamos fondos en instituciones privadas, porque no tenemos ninguna ayuda pública", explica.

Aun así, consiguieron viajar a Gambia, donde su primera misión fue organizar un torneo de fútbol para los jóvenes del país africano. "Pedimos donaciones a equipos de Barcelona y conseguimos llevarles equipamientos, balones, botas y hasta un trofeo", cuenta Esteve, orgulloso. "No pretendemos ser Cruz Roja, pero intentamos poner nuestro granito de arena en la medida de nuestras posibilidades", manifiesta.

En Madrid, las cuatro estudiantes de Periodismo están de acuerdo en la misma cuestión: los jóvenes acceden al voluntariado gracias a las parroquias. "Es una de las pocas cosas buenas que tiene la Iglesia", opina Lara. "Claro, es que no hablamos del Vaticano, sino del curita de barrio", apostilla Lycia.

"Las becas sólo son un parche", según el Sindicato de Estudiantes

Por último, otro tipo de asociaciones juveniles también encuentran trabas a sus iniciativas. Desde Arcópoli, por ejemplo, denuncian la supresión del Consejo de la Juventud de Madrid por parte del Gobierno de Aguirre. "Se han cargado un órgano que nos ayudaba a gestionar recursos y a fomentar la empoderación de los jóvenes", explica López. "Están asfixiando el asociacionismo quitando todo lo público", sentencia.

Lo mismo opinan en el Consejo de la Juventud de Castilla y León. "Están destruyendo la participación juvenil con los recortes de fondos destinados para ello", denuncia el presidente, Raúl Fuente. Él destaca "el valor" de estas asociaciones, "que sirven para que los jóvenes aprendan a trabajar en equipo, a gestionar proyectos y a tener sentido crítico".

"La Administración debe promover el asociacionismo, porque sirve para que los jóvenes sean partícipes de la política y puedan convertirse en motor de cambio de la sociedad", concluye Llamedo, de la Federación de Mujeres.

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