Madrid. Un bar por 70 habitantes.

Los vecinos de Malasaña ya no quieren más bares

• Elaboran un mapa con 500 establecimientos |

• El objetivo que el consistorio no permita abrir ninguno más

ADN – 13-05-11 - Eva Rodríguez

Una terraza en la plaza del Dos de Mayo. Sylvain Cherkaoui

500 bares: uno por cada 70 habitantes de Malasaña. Esta es la cifra que indigna a los vecinos de la Asamblea Ciudadana Barrio de Universidad (Acibu), que exigen al consistorio que no permita abrir ninguno más. El número es aún más llamativo si se compara con los de otras instalaciones: “un centro de salud para 35.000 vecinos, cero bibliotecas, cero polideportivos”, resumen.

Acibu ha creado un mapa de locales que sirven alcohol y un Decálogo por un barrio habitable, ya que no quieren ver la zona convertida en un “parque temático del ocio nocturno”, explica Jordi Gordon, portavoz de la plataforma. Esta cantidad de establecimientos “produce suciedad, orines, botellón, desperfectos en el mobiliario y todo tipo de perjuicios”, recalcó. Y el efecto se ve multiplicado, aseguran, con la Ley Antitabaco y con la llegada de la temporada de terrazas. Para evitarlo exigen una moratoria de bares y que las terrazas no invadan las calles y plazas, restando espacio para pasear o para que jueguen los niños.

Además, piden que se solucione el problema del ruido. “Tenemos que poner contraventanas y otras medidas aislantes para conseguir descansar”, reconoce la presidenta de la asamblea, Isabel Rodríguez. Alegan que Malasaña es un barrio con “un patrimonio histórico y cultural” y no se puede permitir que se lo conozca sólo por ser una zona de fiesta.

El objetivo de la asociación, después de seis años luchando contra este problema, es que el Ayuntamiento se comprometa a solucionar estas cuestiones. “No sólo nos hemos quejado siempre, sino que también hemos propuesto alternativas, como el mapa de ruido, pero terminó en el cajón”, lamentan los miembros de Acibu.

La duda final es si el mapa, que incluye también muchos locales que no son bares, terminará sirviendo como protesta o como guía para los vecinos y visitantes que recorren a diario sus calles tras una caña.